En las ciudades la gente celebra y agradece a los gobernantes las obras de cemento más visibles. Los puentes, los edificios, la pavimentación de vías, los parques, etc. Otro frente de inversión es el de la garantía en la prestación de servicios. Todos son importantes, pero asegurar agua, saneamiento básico, aseo, energía, gas y conectividad digital, tiene una trascendencia enorme en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de una ciudad y en su desarrollo económico, para brindar oportunidades de empleo e ingreso a su gente.

Una capital como Cúcuta, con 1 millón de habitantes en su área metropolitana, no tendrá potencial de crecimiento en las próximas décadas, si no ofrece servicios públicos de calidad a los inversionistas. 

En nuestro caso contamos con un buen servicio de energía eléctrica, aunque demasiado costoso; el aseo funciona bien; no hemos logrado la gasificación de la región y el esencial servicio de agua potable se presta hasta hoy en regulares condiciones en Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios.

Por fortuna, desde los inicios de la administración Santos, a propósito del derrame de petróleo sobre el Pamplonita en el 2011, con el concurso de nación, departamento, Cámara de Comercio y municipios del área metropolitana, comenzamos a trabajar en el proyecto de acueducto metropolitano de Cúcuta, que hoy es una realidad.

Se trata del proyecto más ambicioso para el desarrollo de la región y hasta el momento en muchos sectores de la ciudadanía se desconoce su alcance e importancia. Como se trata de plantas en zonas apartadas y tubería enterrada, no tienen el mismo atractivo político de puentes y vías, pero cuando termine la obra que traerá agua potable del Río Zulia hasta la planta del Pórtico, para desde allí garantizar el suministro de Cúcuta y bombear a Los Patios y Villa del Rosario, la ciudad estará lista para su expansión urbana.

Desde el 2012, cuando pedimos al presidente Santos que a la inversión prevista por Ecopetrol para reparar el daño causado por el daño del oleoducto, añadiéramos recursos adicionales de la nación para blindar a la ciudad en los próximos 60 años, y de paso solucionar el eterno problema de suministro de Villa del Rosario y Los Patios, la respuesta del jefe de estado fue positiva.

Tras años de estudios y evaluar todas las alternativas por parte de Ecopetrol, con el Ministerio de Vivienda, la Gobernación y las alcaldías, se adoptó el proyecto que está en ejecución actualmente. Mediante documento CONPES 3798 y posteriormente con un CONFIS, se aseguraron los $384.000 millones que cuesta el proyecto, de los cuales Ecopetrol se comprometió con casi 252.000, el gobierno nacional con un poco más de 100.000 y el departamento con 31.000. El 10 de noviembre del 2017 se perfeccionó el cierre financiero y posteriormente la misma empresa estatal arrancó su ejecución que está en plena marcha. 

Por ello, fue muy satisfactorio visitar las obras hace unas semanas, en compañía del actual Viceministro de Agua, el cucuteño José Luis Acero, quien desde su posición ha sido gran artífice de la continuidad del proyecto, con el permanente respaldo del Ministro Malagón.

El Acueducto Metropolitano de Cúcuta es la mejor demostración de las ventajas de construir sobre lo construido. Se formuló y financió integralmente en el gobierno Santos, avanza a buen ritmo su ejecución en la administración Duque y los distintos gobernadores y alcaldes del área metropolitana han acompañado la iniciativa.

A partir del 2022 tendremos agua garantizada las 24 horas al día, los siete días de la semana, hasta que termine este siglo. Es de las pocas obras de la región, tal vez la única, concebida con visión de largo plazo, pensando en las futuras generaciones y no en las próximas elecciones. Lástima que en el momento actual muchos no alcancen a comprender la magnitud de lo que se logró con el trabajo de tantos. Esas futuras generaciones de cucuteños lo agradecerán.