Cuando en una universidad de Cúcuta dictaba clase a alumnos de primer semestre, hacía un ejercicio de lectura en todos los salones y detecté que el 90%de los estudiantes no tienen el hábito de leer libros, el 70% no sabe leer de corrido en voz alta y el 50% no comprende un texto en su primera lectura.
Si a esto le agregamos que hace 37 años se suprimió la cátedra de historia sin que mediaran explicaciones, encontramos que el problema es más grave de lo que se piensa. La ley 1874 de 2017 ordenó restablecer la cátedra de historia, reglamentada por decreto, pero a la fecha el mandato no se ha cumplido. Lo anterior nos muestra que a las élites que manejan el país no les interesa tener un pueblo instruido.
No es de extrañar entonces que la gente sea engañada y vaya a las urnas a votar por politiqueros demagogos y sumisos a las orientaciones del FMI y la OCDE, a los que no les importa que Colombia siga sumida en el atraso, eufemísticamente llamado subdesarrollo.
Miremos a manera de ejemplo la carestía en la comida y los servicios públicos. El gobierno aduce que se debe a la inflación, y, claro esa es la fiebre, pero esconde la causa, el modelo neoliberal que rige la Constitución del 91. Allí quedó consignado que el agua, la energía, gas, la salud, lo más esencial para la gente, debían convertirse en un jugoso negocio en el que prima la búsqueda de la máxima ganancia.
También la Carta Magna del 91 dejó abiertas las puertas para que pudieran entrar los Tratados de Libre Comercio, que eliminan los aranceles para facilitar la importación de alimentos que se pueden producir en Colombia. Según Infobae del 12 de abril de 2022, importamos el 99,77% de la harina de trigo. Aquí está la raíz de del mal. Los TLC quebraron la producción agropecuaria y por eso el precio del pan está por las nubes. Perdimos la soberanía alimentaria.
No todo está perdido. Aquí en el municipio de Silos volvió a florecer la trilla de trigo, como también en otras regiones de Colombia. La devaluación del peso frente al dólar, que está acercándose a los cinco mil pesos, ha encarecido las importaciones. Lo mismo pasa con el calzado y con las prendas de vestir. A pesar que todavía no se ve un apoyo real frente al contrabando por parte del gobierno nacional y local, la producción de calzado y prendas de vestir ha aumentado en Cúcuta en forma considerable.
Con este panorama, llegó la hora de afinar la comprensión de lectura con el fin de no dejarse engañar en las próximas elecciones. Para alcalde de Cúcuta hay que votar por una persona joven, economista, abogado y graduado en Administración Pública, que sepa planificar, organizar, dirigir y controlar, que además tenga el coraje y valor civil de comprometerse públicamente a no prorrogar la concesión de Aguas Kapital, con el fin de aliviar las penurias de los usuarios de este precioso líquido.