¿Es cierto que primero fue La Cuchilla?
¿Y que después fue La Troja?
¿Y más tarde, hace poco, Durania?
¿Quién fue el general Justo L. Durán?
¿Qué pasó con el café de Durania?
¿Por qué Durania tenía una piscina olímpica, que no la había ni en Cúcuta?
¿Qué son las Escalinatas de Durania?
Son muchas las preguntas que se nos ocurren a los que no somos de Durania, un bello municipio nortesantandereano, con un parque lleno de flores y una catedral gigante y una gente cariñosa.
Y esas tantas preguntas tendrán respuesta mañana miércoles 16 de septiembre, cuando el historiador Fernando Velandia Caicedo nos contará la historia de Durania, en el ciclo de charlas sobre los municipios del departamento, que la Academia de Historia de Norte de Santander desarrolla mensualmente.
La Cita con la Historia, como Iván Vila Casado, presidente de la Academia, ha denominado estas conferencias, tendrá lugar en la Biblioteca Julio Pérez Ferrero, a las 6 de la tarde.
Fernando Velandia es un investigador de tiempo completo, de su pueblo. Son cerca de diez libros que ha publicado sobre Durania, y tiene otros tantos por publicar, y otros que se le han quedado entre el tintero, es decir, entre el computador.
Yo no sé de dónde saca Fernando tiempo para todas sus cosas, porque es ingeniero hídrico y lo buscan de varias partes del país para que los asesore en asuntos del agua, y escribe libros, y hace poemas, y le queda tiempo para mamar gallo.
Porque Fernando Velandia, con esa apariencia de hombre serio y de que no parte un plato, esconde en su interior un espíritu de niño, que goza haciendo travesuras mentales y poniéndole a todo un cariz humorístico.
Pero cuando se trata de asuntos serios, como del agua y de la historia de los pueblos, Fernando le pone seriedad a la cosa y y arranca con sus exposiciones. Pienso que en este momento el ingeniero Fernando Velandia es uno de los que más saben historia de Durania, Bochalema, Chinácota y Arboledas, e intermedias.
Y es de los que más conocen el problema del agua en Cúcuta. Por algo fue, durante muchos años, el funcionario estrella del acueducto de Cúcuta. Repicaba y andaba en la procesión.
Se lo encontraba uno en la oficina, y al rato ya andaba con el agua hasta las rodillas en el río, haciendo dibujos y calculando cifras.
El ingeniero Fernando Velandia se emociona hablando de su tierra, Durania. Por todas estas verdades, estoy seguro de que la charla de mañana será, como las anteriores, de gran importancia para conocer la historia de nuestro departamento.
Chinácota, Bochalema y Pamplona son municipios, cuya historia, personajes y leyendas han desfilado por los conversatorios, sabiamente expuestos por académicos conocedores de tales pueblos, como Álvaro Villamizar Suárez, Guido Pérez Arévalo, Pablo Emilio Ramírez Calderón, Ángel Samuel Sierra y Juan Manuel Ramírez Pérez.
Mañana, pues, tendremos oportunidad de conocer más sobre Durania, un pueblo que ha cambiado de nombre, pero no de hermosura y de amabilidad. Un pueblo que fue el primer productor de café del oriente colombiano. Un pueblo encantador, de muchachas bonitas. Un pueblo para explorar, de la mano de Fernando y de otros historiadores.