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Daniel Quintero Trujillo
Pierden las letras nortesantandereanas un digno exponente.
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Martes, 25 de Abril de 2023

El pasado día cinco del presente mes, en plena Semana Mayor, nos llegó la noticia triste de la muerte del académico Daniel Quintero Trujillo, vástago de una familia numerosa proveniente de la campiña convencionista, en lo profundo  de la cordillera oriental, que con el esfuerzo inconmensurable de sus padres, don Teodoro Quintero Sánchez y doña Socorro Trujillo Madariaga, salieron adelante en sus estudios hasta convertirse en docentes destacados, unos, y comerciantes exitosos, otros. Algunos hicieron el tránsito de docentes a comerciantes, vislumbrando perfectamente el futuro.

 Yo recuerdo desde mi infancia a la familia Quintero Trujillo en el barrio El Tamaco, en Convención, nombre que evoca la época en que la provincia de Ocaña, como cantón, pertenecía políticamente a la provincia de Mompox y ésta, a su vez, al departamento del Magdalena, en plena Gran Colombia. Aunque para la época en que los conocí todos eran mayores, para mí fue una suerte porque alcancé a tener a José de Dios, hermano de Daniel, como director de grupo en segundo primaria, en la Escuela Anexa a la Normal. Como docente, hoy me hace recordar el lema del presidente Virgilio Barco Vargas: Mano tendida y pulso firme, porque no andaba con medias tintas. 

Daniel Quintero Trujillo le puso más empeño a su profesión de académico y la desarrolló como el que más, empezando por sus estudios de base en la Escuela Normal, de Piedecuesta, Santander y Psicopedagogía y Filosofía, en la UPTC, para continuar luego con varias especializaciones y maestrías en diversas universidades colombianas, porque procuraba mantenerse al día en los conocimientos que transmitía a sus estudiantes. Toda su carrera profesional la desarrolló en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia - UPTC - en Tunja, donde fue profesor y decano de la Facultad de Educación.

 Una vez pensionado Daniel Quintero no se quedó estático divisando el panorama en La Cuadra, en el municipio de Firavitoba, Boyacá, lugar edénico donde se refugió para continuar con su otra pasión: la escritura. Fue un escritor prolífico y de su pluma vieron la luz varios libros. Daniel consignó sus remembranzas convencionistas en el libro El Llano del Tabacal, nombre con el que se conoció el poblado mucho antes de que José María Estévez Cote, entonces obispo de Santa Marta, jurisdicción eclesiástica a la que pertenecíamos, coadyuvara en su fundación. En este libro Daniel dedica un capítulo de sentidas remembranzas a mi hermano Ramiro, el primer alcalde por voto popular asesinado en Colombia. Otros libros fueron: La formación del normalista superior y libros de cuentos: Cuentos y relatos, Una película con los ojos bien cerrados, Campesina de Loma Larga, Rumbo a la hacienda, En esta aldea circula un pasquín y Poemas ilustrados, entre muchos otros. Pierden las letras nortesantandereanas un digno exponente cuando le estaba reservado palco de primera línea en los años subsiguientes. 

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