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Conductas reprochables
Honestamente me sorprendió la actitud del profesional del volante.
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Sábado, 17 de Octubre de 2015

Hace unos días tuve la necesidad de tomar un servicio de taxi desde mi lugar de habitación hasta el sitio de trabajo. Una vez subí al vehículo el conductor se dirige a mí en tono amable diciendo: “gracias por llamar a la empresa”. Honestamente me sorprendió la actitud del profesional del volante y paso a seguir le pregunté el por qué de su expresión de agradecimiento ante lo cual me explicó lo siguiente:

“Nosotros llegamos al sitio solicitado por el pasajero. Si la llamada la hace directamente la persona, la llevamos al destino sin problema alguno pero si la llamada a la empresa es realizada por el vigilante del edificio o condominio, tenemos que pagar mil pesos a esa persona, ya sea mediante un tiquete o en efectivo”

El mismo conductor me relató la situación de un compañero suyo que luego de rodar todo el día y pagar la cuota diaria por conducir un taxi que no es de su propiedad, le quedaron tan solo nueve mil pesos, mientras que al celador del condominio le registraron doce servicios. Es decir que el celador se gana un promedio de trescientos mil pesos de sobresueldo por una práctica que no es nada legal y por el contrario pisa terrenos de lo penal.

Un comparativo de sueldos seguramente no sorprenderá a un buen número de ciudadanos que devengan varios salarios mínimos pero en este caso se trata de recibir bajo la excusa de hacer un favor, medio salario y eso no debe suceder porque de una u otra forma el costo se lo trasladan a la carrera o sencillamente el conductor pierde mil pesos de su trabajo.

También me enteré que los “avispados” celadores muchas veces patrocinados por los administradores de las edificaciones presionan a las empresas para que les entreguen ventiladores, cafeteras y demás artículos que bien parece la cuota obligatoria para que la empresa prestadora del servicio público tenga la exclusividad con la amenaza de que si no satisfacen sus peticiones cambian de empresa y lo más triste es que varias de estas empresas se prestan para esa indelicada práctica.

Los representantes de las empresas de taxis deberían reunirse para evaluar la situación y poner fin a esa dolosa práctica porque de lo contrario, la costumbre va adquiriendo un mayor valor hasta que solo le corresponda la mitad del valor del servicio a quien realmente lo presta.

 

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