Una marejada al decir de la RAE se caracteriza por la alteración de la apacible superficie del mar con sorpresivas y sucesivas olas de gran tamaño que triplican o más la estatura del ser humano, infundiendo pánico y provocando intranquilidad y reacciones desbordadas.
En América Latina, cuando las marejadas políticas y la agitación popular, se incian en el sur del continente, producen sustos y cambios que alteran los ciclos del conformismo permanente y la modorra de estas masas indolentes.
Y esas marejadas han sido cíclicas para los cambios de régimen. Recordemos las marejadas de mediados del siglo pasado, incluso las finiseculares.
El justicialismo iniciado a mediados de 1940 giraba alrededor del General Juan D. Perón y un sindicalismo maluco, llamado justicialismo, que era un coctel de reivindicaciones sociales que generó el inicio de los populismos suramericanos.
Populismo o un desastre con bonito disfraz: promovía la industrialización argentina y expandió el mercado interno, promovió la sindicalización de los trabajadores con ilusiones de derechos laborales generosos, con derechos políticos y culturales desbocados e igualdad de género y sufragio universal y subsidios, y subsidios y subsidios hasta la quiebra del país en 1949. Una cantata populista bellísima de doce años que se desbocaría y que más tarde resucitó Kichnner y su familia por otros tantos.
Ese desastre populista no tuvo más soluciones que el golpismo. Esa marejada populista de Perón produjo el Golpe de Estado de los Generales Leonardi en el 55 y luego Aramburu que asumieron el ejecutivo y el legislativo y el otro y derogaron la Constitución. Llevan 75 años de populismo insuperable.
Populismo que engendró el Golpismo, la otra marejada, de efecto “dominó”. Se extendió de sur a norte y tumbó a los generales que imitaron a Perón: Y cayeron Federico Chavez en Paraguay ,Castillo Armas en Guatemala, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, Gustavo Rojas Pinilla en Colombia; cayó Fulgencio Batista en Cuba, se reintentó un golpe en Colombia en el 58 contra los cinco generales presidentes, cayó José María Lemus en El Salvador, cayó Arturo Frondizi en la Argentina, cayó Manuel Prado Ugarteche en el Perú, cayó Ramón Villeda Morales en Honduras.
Un combo de 16 militares derrocaron a Juan Bosh en República Dominicana y en Brasil derrocaron a Joao Goulart en 1963; derrocaron a Arturo Illia en Argentina, Derrocaron a Arnulfo Arias en Panamá, cayó José María Velasco Ibarra en Ecuador y Salvador Allende en Chile.
Después de estos golpes de Estado, se han dado 15 más en América Latina. ¡Ah las marejadas que vienen del sur, impactan, asustan, producen pánico y temores!
Pero bien. Las marejadas de la democracia electoral, también han subido desde Chile. Sobre todo desde la caída de la dictadura del General Pinochet. ¿Por qué no esperar un efecto Boric desde el sur?
De la polarización que se da en esta Colombia de Dios, muy parecida a la que se dio en Chile, puede resultar algo diferente: una candidatura transparente anti conformismo, anti caudillista, anti odios, anti miedos, anti corrupción, con dignidad, que nos una colmo un balín. ¿Un Robledo por ejemplo?
Adenda: Feliz Navidad y mucha salud en 2022.