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Aquellos 20 de julio
Lo recuerdo como si fuera ayer. El 20 de julio de cada año, todos los años, el pueblo se engalanaba de patriotismo. Las casas amanecían adornadas con el pabellón nacional.
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Miércoles, 15 de Julio de 2015

El corregidor dictaba quince días antes un bando, por el cual anunciaba multas de dos pesos (todo un dineral) para quienes no izaran el tricolor colombiano, el 20 de julio, en las puertas de sus casas.

Las arcas del corregimiento seguían exhaustas pues todos obedecían la orden por miedo a la multa. Pero el amor a la patria sí aumentaba.

El programa comenzaba ese día con repique de campanas y pólvora a las 6 de la mañana, anunciando que estábamos de fiesta, fiesta patria.

A las 10 de la mañana se hacía el desfile por las principales calles del pueblo, es decir, la calle rial y las dos callejuelas, hasta llegar a la iglesia donde se celebraba el Tedeum.

El desfile lo encabezaban los cuatro policías del puesto y su dragoneante, que marchaban con fusil el hombro y bayoneta calada.

Seguían las dos escuelas, niños y niñas, con banderitas tricolor en las manos, y luego el cura, de casulla y bonete, y a su lado el corregidor ataviado con banda tricolor, estilo presidencial. Detrás seguía el tumulto de hombres y mujeres, todos cantando el Himno Nacional.

Después del Tedeum, se desarrollaba un acto cultural en el atrio de la iglesia: cantos, recitaciones, bailes y una actuación teatral sobre lo que sucedió en Santafé aquel 20 de julio de 1810.

Precisamente en una de aquellas presentaciones teatrales se produjo un rompimiento con las tablas. Yo era el consueta, es decir, el que escondido soplaba a los otros niños lo que debían decir. Una vez el que hacía de Tribuno del pueblo amaneció con viruelas, y la maestra, a las carreras me asignó a mí ese papel, tal vez por mi apellido.

Yo salí al escenario, temblando de miedo, rezando el padrenuestro y repitiendo la arenga de José Acevedo y Gómez. Pero en medio de los nervios dije cosas como esta: “Si perdéis estos momentos de efervescencia y calor venga a nosotros tu reino, antes de seis horas seréis tratados como insurgentes en el cielo y en la tierra. Ved los calabozos y los grillos que os esperan, amén”.

Entre risas, gritos y aplausos terminé mi actuación y entonces supe que mi futuro teatral me estaba negado.

Eso era ayer. Hoy no se iza el tricolor patrio, la gente no participa de estas celebraciones y muy pocos saben qué se conmemora el 20 de julio.

Para llenar ese vacío la Academia de Historia de Norte de Santander hará una sesión solemne el próximo lunes a las 4 de la tarde en la Casa del General Santander, en Villa del Rosario. El presidente, Iván Vila Casado y el orador de orden, Ciro Alfonso Pérez, nos hablarán de las incidencias del Grito de Independencia. Además, cuatro ilustres representantes de la cultura nortesantandereana harán su ingreso a la Academia de Historia.

Estamos todos invitados a recordar un poco de historia y a saborear un casillero del diablo.

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