Tienen razón los comerciantes, los organizados y los desorganizados: la cosa está peluda.
Y precisamente por eso, buscan estrategias para atraer al comprador, que es la razón de ser de los vendedores.
Inventan promociones, anuncian descuentos, hacen rifas, idean sorteos y dan la ñapa. Recuerdo la tienda de doña Teodolinda de Botello, en Las Mercedes, especialista en el asunto de la ñapa.
Uno iba allá a comprar cualquier cosa sólo para pedirle la ñapa a doña Teodolinda. La señora se dirigía entonces hacia un muñeco colgado en la pared, le tiraba una cuerda y el muñeco hacía piruetas: movía los brazos, sacaba la lengua y estiraba las patas.
Con eso, ella tenía su clientela infantil asegurada para vender pipas, frunas y pan de a centavo.
Fue tan exitosa la estrategia del muñeco de dar ñapa, que el cuento se regó por todo el pueblo y por toda la comarca y por pueblos vecinos y ciudades lejanas. Y todos quisieron imitarla.
Dicen, aunque yo nunca los vi, que de la Bolsa de Nueva York y de las Cámaras de Comercio de Cúcuta y de Bogotá, fueron delegaciones para conocer cómo funcionaba el mercadeo con el muñeco de por medio.
Fue de esta manera como, por todo el mundo conocido, se regó la costumbre de dar ñapa, como un medio para atraer a la clientela.
Pero las costumbres pasan, doña Teodolinda murió y ni los hijos ni los nietos (algunos de los cuales fueron comerciantes y otros, políticos) fueron capaces de mantener vivo el mito del muñeco. A la basura fue a dar el pobre payasito.
Los comerciantes de ahora, entonces, se idearon otra táctica que, parece, les ha dado buenos dividendos: Inventar una fiesta para cada día.
Así, además de los tradicionales Día de la madre y Día del maestro, que todo el mundo celebraba, ahora hay día para los zapateros, para los locutores, para los pintores de brocha gorda y de brocha flaca.
Día de la mujer, día del hombre, día del intermedio. Día de los novios, día de los amantes y día de los amigos.
Precisamente para el sábado de esta semana que está corriendo, están anunciando el día de los amigos. Distinto del día de la amistad, que es en septiembre.
Porque, escrito está, un amigo es un amigo y lo demás no vale nada. Hay amigos y hay amigas. Amigos buenos y amigos malos. Amigos interesados y de los otros. Amigos que meten la mano a la candela por el otro, y amigos que ni rajan ni prestan el hacha.
Con amigos así para qué enemigos, dice el refrán. Amigo, el ratón del queso, dicen otros. Y no falta el que dice que De los amigos me libre Dios, que de los enemigos yo me libro.
Y como a Dios le echan la culpa de todo lo que sucede, algunos viven repitiendo aquello de que Dios los hace y ellos se juntan. Otros, menos religiosos pero más prácticos aseguran que Cada tiesto tiene su arepa.
Los cazadores están seguros de que Quien con lobos anda, a aullar aprende. Los cantineros saben que Díme con quién tomas y te diré quién paga. Los avicultores enseñan que Cría cuervos y te sacaran los ojos. Y los prestamistas dicen que El que le presta a un amigo, pierde la plata y pierde el amigo.
De modo que el próximo 12 de marzo estemos listos para saludar al amigo, pero de lejitos, sin darle mucha confianza porque hay algunos a los que se les da la mano y cogen hasta el codo. Y es cuando se aprende que Mejor solo, que mal acompañado.
Si se trata de una amiga, los sicólogos aconsejan una picadita de ojo, un apretón de mano o un besito de refilón, es decir, de mejilla. Algún día se verán los resultados.
Pero no todo es negativo. Hay amigos de verdad verdad. ¿Cómo se les conoce? Lo que dice el dicho: El amigo sincero debe ser como la sangre, que acude siempre a la herida sin esperar que lo llamen.