La bruja mayor se acomodó las antiparras sobre su nariz larga y peluda, se apoyó sobre la vieja escoba, a modo de tercera pata, miró al cielo en busca de la luna llena que esa noche no aparecía por parte alguna, y les habló así a las demás componentes del aquelarre:
-Mis queridas compinches:
-Nos hemos reunido esta noche para preparar nuestra celebración. Estamos en octubre que antes era el mes de las brujas, pero del cual sólo nos dejaron un día, el 31, y últimamente ni siquiera ese día, porque ahora se lo dedicaron a los muchachitos.
Y eso no puede ser. Tenemos que rescatar nuestra fecha, para hacer nuestros sacrificios con brindis de sangre de macho cabrío, y descuartizamiento de gatos negros.
Nos quitaron nuestro día, y hoy sólo nos utilizan para adornar los almacenes con nuestra figura, y para enmascarar a chicos y grandes, que salen a pedir dulces y a lucir sus ridículos disfraces.
Yo las invito a que demos la pelea para defender nuestro Día y para imponer nuestras consignas, pero para eso debemos tomarnos el poder.
Utilizaremos todas las formas de lucha, como dicen los que caminan por el lado zurdo.
Seguiremos el ejemplo de los que imponen sus condiciones y logran lo que quieren y lo que les conviene.
¿Y cómo lo haremos? Muy sencillo:
Nos aliaremos con quien sea, menos con Uribe.
Debemos meter nuestras fichas en el palacio de Nariño, en la fiscalía, en el congreso, en los países vecinos, en las grandes potencias y hasta en el Vaticano.
Cuando haya brujas por todas partes, tendremos el triunfo asegurado.
Debemos cambiar nuestro disfraz para que no nos tengan miedo.
Debemos ocultar nuestra fea nariz, nuestros colmillos sangrientos y nuestras garras espeluznantes.
Debemos pulir nuestro lenguaje, de manera que digamos lo mismo pero con palabras nuevas.
Ahora seremos refinadas hasta para hablar y volar. Ya no se escucharán nuestros graznidos en el aire, ni nuestro revoloteo a media noche.
Negociaremos con quien haya que negociar, pero nosotras llevaremos la batuta. Nadie sabrá exactamente lo que negociamos ni cómo lo negociamos.
Los que nos hicieron la guerra durante tanto tiempo, van a saber ahora de lo que somos capaces porque no quedará piedra sobre piedra del establecimiento.
Durante mucho tiempo la cacería de brujas se empecinó contra nosotras. Ahora, que se tengan de atrás porque cuando nos tomemos el poder, la revancha será nuestra.
Pero eso sí, no vamos a entregar nuestras escobas. Haremos dejación de ellas para tenerlas a mano por siaca. No sabemos en qué momento nos toque sacar a escobazos a alguien de la fiesta.
El reino de las brujas está cerca, más cerca de lo que muchos se imaginan.
Y cuando lo instauremos será el llanto y el crujir de dientes, y lo que ha de ser que sea, y ni un paso atrás, brujeración o muerte.
Los medios de comunicación los pondremos a nuestro servicio, las fuerzas armadas a nuestro servicio, la justicia a nuestro servicio y la iglesia a nuestro servicio.
De modo, mis queridas brujildas, que manos a la obra. Empecemos a preparar desde ya ese glorioso momento en que el poder será para las brujas, por las brujas y con las brujas. Los demás, chao el amigo.