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Agresión electoral en la universidad pública
Resulta tan grave las agresiones ocurridas en la UFPS, porque es una institución pública que ha sido afectada por la violencia y porque las contiendas electorales internas han adoptado prácticas de agresiones que hemos naturalizado en el país.
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Miércoles, 19 de Octubre de 2022

La universidad en Colombia no ha sido ajena a la violencia del país. En los primeros años de la década del 2000 el Frente Fronteras de las AUC ya estaba instalado en la ciudad y ejercía un amplio control en complicidad con las autoridades. De tal forma que los homicidios selectivos, las desapariciones y las amenazas eran noticias más frecuentes de lo que resultan hoy. En esa época la tasa de homicidios en Cúcuta llegó a ser de 152 por cada cien mil habitantes (2001); hoy está alrededor de 33 homicidios por cada cien mil habitantes (2021).

En el año 2006 estudiaba ingeniería en la UFPS. En ese momento había tres hechos violentos presentes en las conversaciones de los estudiantes y que ocurrieron entre el 2003 y el 2005: la desaparición y posterior homicidio de Edwin López y Gerson Gallardo, los estudiantes que aparecieron dos meses después en la vía que conduce de Tibú al corregimiento de La Gabarra; el intento de secuestro del profesor Jaime Gómez en el parqueadero de la universidad; y la agresión de la fuerza pública contra los estudiantes que protestaban por la forma en que el alcalde se tomó la Calle 2N.

En febrero de ese año hubo elecciones en la Francisco y presencié por primera vez un evento político. Nunca había visto a alguien defender ideas políticas. Un líder estudiantil estaba en las escaleras del Auditorio Eustorgio Colmenares hablando de las elecciones. No había más de veinte personas escuchándolo, cuando se acercaron a él otro grupo de estudiantes y lo obligaron a que se fuera del lugar. La situación prometía escalar a pelea, pero el joven terminó cediendo y se marchó. Años después caí en cuenta que ese fue el primer evento de violencia política en el que estuve presente.

Pensaba en el año 2006 luego de ver esta semana las noticias de saboteo, agresión verbal y física a candidatos, líderes y estudiantes de la UFPS. Las agresiones hacia Fabio Torres, Carlos Bolívar y estudiantes que apoyan campañas alternativas deben ser rechazadas por quienes aspiran a dirigir la universidad pública más grande de la ciudad.

En un país que produce miles de noticias violentas, hay ciertos eventos que son priorizados por encima de otros, hay noticias más graves que ocupan la atención del momento. Sin embargo, hay otras prácticas, igualmente violentas, que hacen parte del día a día de las personas, y de las que se piensa que siempre han estado y estarán ahí. El peligro es que esas otras violencias terminan incorporándose al sentido común sin que logren perturbar nuestra rutina.

Por esto resulta tan grave las agresiones ocurridas en la UFPS, porque es una institución pública que ha sido afectada por la violencia y porque las contiendas electorales internas han adoptado prácticas de agresiones que hemos naturalizado en el país. En ese contexto toma fuerza la petición realizada por Arturo Charria, delegado del Ministerio de Educación Nacional, al gobernador Silvano Serrano, donde le solicita tomar decisiones oportunas respecto a las garantías del proceso electoral.

Tomarse en serio la vida de las personas, también implica atender con seriedad las agresiones que matan la política y ponen en riesgo a quienes se atreven a defender sus ideas en público.

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