Henry Rodríguez, un conductor de bus que vive en el barrio San Mateo, en la localidad de San Cristóbal en Bogotá, fue atacado con arma blanca por un hombre que intentó robarlo, cerca de su casa. Según cuenta, al defenderse, el atacante lo agredió con un machete, ocasionando múltiples y muy graves heridas en sus manos, principalmente, y golpes en la cabeza y extremidades, que rompieron algunos de sus huesos.
Auxiliado por los vecinos del sector, fue trasladado al Hospital La Victoria y atendido por uno de los médicos cirujanos ortopedistas, que se encontraba en sala de cirugía y pudo intervenirlo inmediatamente, para salvar sus manos.
“Cuando escuché la gravedad del caso, solicité que lo subieran a cirugía para tratar de salvarle las manos. El caso se veía muy complejo, tenía destruido todo el antebrazo izquierdo y las dos arterias más importantes de la extremidad estaban lesionadas”, señaló el ortopedista Wilson Tovar, cirujano tratante.
Gracias a la oportuna atención del especialista y el equipo médico que lo atendió, se logró reducir los riesgos de isquemia (reducción del flujo sanguíneo) y trombos; así mismo, evitó que se tuviera que realizar una amputación.
Tan pronto despertó, Henry pensó en decirle a sus familiares que lo habían herido y que ya no tenía sus extremidades, sin embargo, con sorpresa y alivio, lo primero que vio fue el yeso en sus dos manos.
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Después de cinco meses de este trágico hecho, Henry ya puede mover en casi un 90 % su mano menos afectada, mientras que, en la otra, ya ha podido adquirir sensibilidad y mueve unos cuantos dedos muy lentamente; una evolución que para el doctor Tovar es satisfactoria, solo queda esperar cómo sigue avanzando su rehabilitación y unas cirugías más que hacen parte del proceso, para que pueda recuperar la movilidad total de sus manos.
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