Es paradójico: la economía de la zona de frontera en Norte de Santander se caracteriza por un alto dinamismo comercial, que a su vez contrasta con elevados índices de informalidad, lo que limita el desarrollo a largo plazo del departamento.

En este contexto, estudiantes y profesores de la Universidad Simón Bolívar han decidido avanzar en un proyecto que se titula Fortalecimiento de la Sostenibilidad Empresarial de los Sectores Económicos en la Región Fronteriza de Norte de Santander, una iniciativa de largo aliento que busca diagnosticar las fallas del sistema actual y proponer estrategias viables de formalización y crecimiento.

Según la profesora e investigadora de la Unisimón, Omaira Suárez Bernal, quien encabeza el proyecto de la mano con 7 profesores más del programa de Contaduría de la Universidad Simón Bolívar, además del importante peso de la investigación, será un instrumento valioso en lo pedagógico, lo cual invita al estudiantado a intervenir no solo como observadores, sino como actores de cambio para la región. 

Actualmente la tasa de informalidad ubica a Cúcuta como la segunda ciudad con mayor empleo informal de Colombia. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), la capital de Norte de Santander registra una tasa de informalidad del 65,1 % (2024), ubicándose como la segunda ciudad con el mayor índice en el país, superada sólo por Sincelejo. Este panorama se agrava con una tasa de desempleo que cerró el cuarto trimestre de 2024 en 11,4%, la más alta entre las 13 áreas metropolitanas principales.

Y es que la problemática, según Suárez Bernal, radica en una percepción cultural arraigada en el pequeño empresario, puesto que existe la creencia de que la formalidad es un gasto insostenible, en lugar de una inversión estratégica. “A veces nosotros decimos: no yo no puedo pagar un contador, yo no puedo pagar un arriendo, yo mejor soy informal y, por ese vender en la calle, jamás le van a hacer un préstamo bancario o va a poder crecer”, explicó la profesora. 

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Según análisis preliminares, gran parte del sector productivo opera al margen de la formalidad, lo que genera una invisibilidad financiera. Esta situación provoca un estancamiento técnico: al no tener registro mercantil, RUT o contabilidad formal, los emprendedores quedan excluidos de la banca tradicional y de los créditos de fomento gubernamentales diseñados con bajas tasas de interés para potenciar negocios, perpetuando así un ciclo de economía de subsistencia.

“La frontera es muy informal y muchas personas no han alcanzado a entender cuál es el precio de la formalización”, sentenció la investigadora y experta.

El planteamiento metodológico de la investigación trasciende lo contable para abordar la sostenibilidad empresarial desde una visión holística. El proyecto se estructura en tres ejes fundamentales de análisis: el enfoque social, evaluando el aporte del emprendimiento a la comunidad; el enfoque económico, midiendo la contribución fiscal y financiera al país; y el enfoque ambiental, revisando el impacto de las operaciones comerciales en el ecosistema, un factor crítico en la agenda global actual.

La profesora Suárez Bernal enfatiza que “cuando hablamos de sostenibilidad no solamente nos referimos a lo ambiental, sino a todos los aspectos que tiene una empresa”.

La solución planteada por la universidad incluye una fase de campo intensiva. A través de semilleros de investigación y del curso de práctica profesional. Los estudiantes de último semestre intervendrán directamente en las microempresas.

No se trata sólo de recolectar datos, sino de aplicar técnicas contables: implementación de sistemas de costos, creación de manuales de políticas contables y capacitación en herramientas de gestión básicas como Excel.

Este despliegue científico responde a la necesidad de la Unisimón de generar un conocimiento situado y pertinente. A diferencia de otras regiones del país con vocación al comercio exterior portuario, o a sectores como el agrario, entre otros, Norte de Santander requiere profesionales que entiendan la complejidad de la frontera, la crisis migratoria y las dinámicas binacionales.

“En cuanto a la pertinencia del proyecto es importante para nosotros conocer el entorno empresarial para saber qué tipo de profesionales requiere la región, porque las regiones tienen sus propias características. Un ejemplo es que en la sede de Barranquilla de la Unisimón nuestro programa está enfocado en todo lo que es el comercio exterior, mientras que acá (Cúcuta) estamos más en lo que es el comercio de la frontera y la formalización”, explicó. 

El objetivo final es entregar a la sociedad un diagnóstico preciso y una hoja de ruta que permita a los comerciantes transitar de la informalidad a una sostenibilidad competitiva, integrando a la academia para el desarrollo regional”, concluyó la profesora.

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