Una verdad que alivia y reconforta
El 21 de febrero de 2008, Luis Fernando Rondón Quintero perdió a su hermano Juan Guillermo, víctima en un triple homicidio en la finca Los Pinos, ubicada en la vereda Pinzón del municipio de Hacarí. Según los testimonios, murió a manos de tropas del Ejército.
Para Luis Fernando con este acto de reparación “sí se hace justicia, porque ellos (los comparecientes) reconocen que todo fue un error, que él -Juan Guillermo- no era un paramilitar, ni cobraba vacuna a los ganaderos, ni pertenecía a las Águilas Negras, sino que todo fue un montaje, le ensuciaron el buen nombre y lo asesinaron”.
Recordó que su hermano solo era un comerciante, que viajaba de manera constante a Venezuela llevando ganado y trayendo otras mercancías. Dijo que el día de asesinato, fue citado junto a dos hombres más a la finca señalada, donde esperaban tropas del Ejército que, a la orden de ‘que nadie quede vivo’, ejecutaron una a una a las víctimas con tiros de fusil, para luego sembrarles armas, como pistolas y granadas.
Lea más: Masivo rechazo por agresión de artista a templo de Convención
Señaló que Juan Guillermo tenía 34 años, no tenía hijos ni esposa, pero sí padres y cuatro hermanos que quedaron devastados con la tragedia.
Aseguró que los testimonios de los comparecientes son “una verdad que alivia y reconforta el alma”; espera que, por el bien de más víctimas y de la paz en el Catatumbo, el proceso siga avanzando, que los comparecientes continuen aportando verdad sobre estos crímenes para que haya una restauración real.
Este acto de reparación hace parte de una serie de solicitudes hechas por las víctimas de falsos positivos, que piden además una acción pedagógica a través de medios radiales e impresos, donde se cuente la verdad sobre las ejecuciones extrajudiciales y se limpie el honor de los asesinados.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion .