A Marlon Franco Albernia no le duró mucho su libertad, porque fue capturado, al parecer estaba aprovechando beneficios judiciales para seguir delinquiendo.
El temido cabecilla del Frente 33 de las disidencias de las Farc en el Catatumbo, Norte de Santander, conocido con los alias de JJ Guaracas y El Viejo, se entregó a finales de enero pasado al Ejército Nacional, cuando comenzó la guerra entre el Eln y ese grupo criminal, la cual generó un desplazamiento forzado de al menos 55.000 habitantes.
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Luego, el 5 de febrero, la Fiscalía General de la Nación confirmó que JJ Guaracas estaba en un proceso de judicial y que una fiscal de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales lo presentó ante un juez de control de garantías de Cúcuta.
Según el ente acusador, le imputaron a JJ Guaracas el delito de concierto para delinquir agravado, el cual fue aceptado. Su proceso continuaba en los estrados judiciales y, presuntamente, estaba bajo medida de casa por cárcel.
En las últimas horas, Marlon Franco Albernia cayó en un operativo de la Policía Nacional, el Ejército y la Fiscalía, en Cimitarra (Santander). Uniformados del Gaula lo arrestaron en su residencia, en el marco de la Operación Esparta.
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El hombre tenía una orden de captura por concierto para delinquir, extorsión y fabricación, porte y tenencia de armas de fuego, accesorios y municiones, emanada por el Juzgado Primero Penal Municipal con Funciones de Garantías de Cúcuta.
El sujeto también es señalado de tener incidencia delictiva en el sur de Santander, especialmente entre Cimitarra y Landázuri, donde extorsionaba a comerciantes, ganaderos y transportadores.
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¿Quién es Albernia?
De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía, Marlon Franco Albernia tiene una trayectoria de 15 años en la vida criminal.
Tenía al mando a 30 hombres en armas, quienes serían responsables de homicidios selectivos, extorsiones, secuestros tráfico de estupefacientes y otros hechos delictivos en Tibú, El Tarra, Ocaña, Las Mercedes y Sardinata.
A la estructura se le señala de tener injerencia en el Catatumbo y la zona fronteriza con Venezuela y de la imposición de cuotas a los grupos narcotraficantes por permitirles procesar y sacar clorhidrato de cocaína de las zonas rurales de Tibú y Sardinata.
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