Inicio esta crónica extendiendo mis agradecimientos al distinguido arquitecto Álvaro Riascos por su gentileza al obsequiarme el libro de su autoría “Recuento de los hechos de mi vida”, documento del cual extraje gran parte de la información de la presente crónica y al doctor Humberto Vanegas, gerente de la compañía por sus datos complementarios.
Dice el doctor Riascos textualmente en la crónica 10 de su libro: “…un día cualquiera debí ir a la fábrica conocida como Baldosines Moreno, ubicada sobre la vía al aeropuerto, empresa que me abastecía de tales materiales para las obras que en ese momento adelantaba, y la que fue ocasión para encontrarme sorpresivamente con el ingeniero Pablo Vanegas Ramírez, con quien me conocía como el buen amigo de mi papá. Pablo era una persona muy prestante y reconocida, casado con la bella dama cucuteña doña Nelly Ramírez, y quienes acababan de regresar de Bogotá para establecerse en Cúcuta, luego de haber estado viviendo, por algún tiempo en esa capital”.
En posterior conversación con el gerente de la empresa, hijo del fundador ingeniero Pablo Vanegas, me aclaró que su padre, así como toda su familia regresaban al país luego de cumplir su misión diplomática como embajador de Colombia en Italia. Por esa misma época constituyó su empresa de construcción ASICON, firma que construiría por contrato con la Colombian Petroleum Co., el barrio Colsag y algunos años después, el Hotel Tonchalá.
De ese encuentro surgió como tema de conversación, la idea o más bien el proyecto que tenía el ingeniero Vanegas de promover la instalación, en la ciudad, de una planta procesadora de un novedoso material de construcción, que se venía utilizando en el país, consistente en unos cajones de concreto llamados reticulares celulados y que él como constructor había utilizado en algunos de sus proyectos en la capital y que por su experiencia consideraba que merecía ser considerado para su desarrollo en la ciudad. La planta de Bogotá era de propiedad de la firma de construcción Cuéllar, Serrano, Gómez & Cía., conocida en esta ciudad por haber construido el edificio San José, de propiedad de las Empresas Municipales de Cúcuta.
La coincidencia del encuentro en la planta de Baldosines Moreno no era otra que proponerle a la dueña, entonces la señora Alicia Ruan de Pérez, la unificación o fusión de sus equipos y maquinaria con los nuevos componentes que serían integrados para iniciar la fabricación de los modernos componentes para la construcción. La fusión a que se alude en estas líneas ocurrió en 1969.
La presencia del arquitecto Riascos sirvió para solicitarle sumarse a la nueva empresa de prefabricados, que se esperaba constituir junto con los socios bogotanos y algunos otros potenciales inversionistas locales.
Dice el doctor Riascos más adelante: “…esta historia concluyó con el acuerdo de creación de esa nueva empresa de prefabricación de elementos para la construcción, en la cual estaríamos la dueña de Baldosines Moreno, quien aportaría sus varias máquinas de fabricación de baldosas de granito y cemento y una fábrica de tubería de concreto.
Los empresarios capitalinos propietarios d la máquina fabricante de los casetones ‘Retcel’, la trasladarían a Cúcuta. Además se esperaba el aporte de los nuevos socios cucuteños que aceptaran integrarse a la idea, con el interés de unir todos esos aportes en una sola sociedad que se dedicaría a producir un variado tipo de elementos prefabricados para la construcción”.
La gestión promotora del ingeniero Vanegas fue un total éxito, toda vez que con la participación del doctor Riascos, se logró la vinculación de unos inversionistas también vinculados al sector inmobiliario como lo fueron, entre otros, Álvaro Villamizar, Alfredo Mendoza, el ingeniero Hernando Ruan, Cayetano Morelli y Julián Caicedo.
La nueva sociedad se inició con un capital de $1.200.000, suma representativa para la época. Como punto de partida, la nueva planta debía relocalizarse en un punto que reuniera las condiciones adecuadas para que los equipos y maquinaria adquiridos pudieran operar funcional y eficientemente, ya que el local donde funcionaba la planta de Baldosines, no presentaba la disposición adecuada para el desarrollo de las nuevas actividades.
Por esos mismos días, los accionistas Riascos y Villamizar, habían adquirido un extenso globo de terreno en el municipio de Los Patios, parte del cual fue ofrecido a la sociedad para instalar allí la planta, y aceptado por decisión de la Junta Directiva, ofreciendo además, que el diseño y la construcción se elaborara en las oficinas del arquitecto Riascos, dentro de la mayor economía posible. El proyecto, según palabras de su diseñador, se orientó a tener el sitio indispensable para la producción de los elementos de concreto y un área para oficinas además, se le dio prioridad a varias condiciones consideradas primordiales, como la utilización de los mismos materiales allí fabricados, los que proporcionaban, además de su exhibición un ejemplo de sus aplicaciones con lo que se pretendía demostrar las funciones para las cuales eran fabricados. En definitiva, lo que se pretendía era que sirviera de mostrario para los futuros clientes.
Se lee en la presentación de la empresa, que en enero de 1950 inició sus operaciones con el nombre de Prefabricaciones Cúcuta y que en 1969, luego de una fusión con la conocida fábrica de baldosines Moreno, se fusionó para crear una sociedad de responsabilidad limitada con el nombre de Pre-Concretos Ltda., donde estuvo desarrollando su actividad, en el lote antes mencionado, sobre la vía principal del municipio de Los Patios por espacio de diez años.
A finales de los setenta y comienzos de los años ochenta, las instalaciones anteriores se fueron quedando cortas para satisfacer las necesidades de producción, vislumbrando la necesidad trasladarse a una ubicación que les representara una mayor satisfacción y cumplimentara las exigentes condiciones requeridas por las cantidades que se fabricaban y por los nuevos equipos que ahora se disponían. Uno de los puntos clave para decidirse por la nueva ubicación era el requerimiento de nuevos y más espacios para los inventarios.
En 2007, se desarrolló el proyecto Columbia, adquiriendo tecnología de punta para el desarrollo de nuevos productos dentro de la línea de prefabricación, dando inicio a una nueva etapa orientada a la innovación, eficiencia y posicionamiento en el mercado local y nacional.
Hoy su planta está localizada en un terreno en las inmediaciones de la antigua carretera a la frontera, sector de Boconó, km.5 del anillo vial oriental del área metropolitana de Cúcuta, y convertida en una gran Sociedad Anónima de más de cincuenta años de antigüedad, orgullo de la ciudad.
Redacción: Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com
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