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Editorial
Fragor del conflicto
Francotiradores para atacar a la Fuerza Pública, drones cargados de explosivos que son usados contra la población civil, hacen parte de las estrategias bélicas del conflicto armado en Norte de Santander.
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La opinión
La Opinión
Viernes, 30 de Mayo de 2025

Un peligroso fortalecimiento en el accionar del Ejército de Liberación Nacional (Eln) contra la Fuerza Pública se registra en el área metropolitana de Cúcuta en los últimos días.

Esa organización, que libra en el Catatumbo una guerra  contra el frente 33 de la disidencia de las Farc,   así como ejecuta los atentados para afectar a la Policía en varios municipios de esa subregión del departamento, empezó a utilizar a francotiradores en la capital nortesantandereana para atacar a los uniformados.

De  esa manera fue como se cometió  el asesinato del subintendente Diego Alexander Prieto Rodríguez, en el corregimiento Buena Esperanza, en la zona rural del municipio.

Es decir, sin temor a equivocarnos, todo el escalamiento del conflicto armado en la región catatumbera se convirtió finalmente en un modus operandi que ahora empieza a extenderse a otros sectores del departamento, como ya se está viendo en Cúcuta, con el uso de combatientes especializados en armamento de alta precisión para alcanzar mayor letalidad en las incursiones.

Todos esos son factores que generan la preocupación ciudadana que ya no solamente por percepción sino ante la sucesión de acontecimientos reales, advierte que la ciudad se encuentra cruzando una crítica y difícil situación de violencia generalizada provocada  por las bandas criminales, la guerrilla, el microtráfico, el narcotráfico, el lavado de activos y el multicrimen transnacional.

El Eln, que desde hace muchos años atrás ha tenido presencia en esta región y en la frontera con Venezuela donde también es fuerte, es entonces otro generador de muerte, extorsión, secuestro y hostigamiento contra la  población civil que debe de ser combatido para bajarle presión a la situación de orden público en la ciudad.

Todos los caminos en el deterioro de la situación conducen directamente hacia   la maltrecha política de ‘Paz Total’ del presidente Gustavo Petro, quien incluso ha lanzado fuertes cuestionamientos a esa guerrilla, señalándola de ‘traqueta’ por sus vínculos con los carteles de la droga.

Tenemos, igualmente, los ataques contra los uniformados en Villa del Rosario, municipio que registra una alta incidencia de hechos de violencia y de terrorismo.

A esa organización armada ilegal se le atribuye el ataque con explosivos y disparos a una patrulla del Goes, en el que murió el subintendente Luis Argote Rincón.

El reforzamiento de la  lucha para contener la profundización de la urbanización del conflicto armado por parte del Eln, que no contento con el desastre humanitario generado en el Catatumbo, por la guerra desatada desde mediados de enero de este año, pareciera ahora tener la intención de abrir focos de batalla urbanos.

Hay que cortarle las  líneas de contacto con la frontera tachirense tanto para seguirla usando como escondite luego de atacar en la capital nortesantandereana o en Villa del Rosario, y para que deje de ser su lugar de abastecimiento y para el trasiego de drogas de uso ilícito.

Hay que tomar muchas acciones de inteligencia y medidas preventivas, entre otras porque el Eln ahora usa un arna no convencional como los drones cargados de explosivos, que constituye una amenaza de alto riesgo para la población.


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