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Economía
De la ‘larga noche oscura’ a la reapertura: lo que se aprendió en materia económica por el cierre de frontera
El exministro Germán Umaña y los líderes gremiales Sergio Castillo, de Norte de Santander, y Gipsy Pineda, de Táchira, hablan de las lecciones aprendidas.
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Leonardo Oliveros
Leonardo Favio Oliveros
Martes, 19 de Agosto de 2025

Hace 10 años, con el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela, la vida económica de esta zona cambió. La informalidad se apoderó del territorio y se arraigó como una cultura, a través de las trochas entre los dos países.

El 19 de agosto de 2015, el comercio binacional formal pasó a cero por los puentes internacionales entre Norte de Santander y Táchira. Lo poco que se movió se dio a través de La Guajira-Zulia. 


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Y, ¿cuáles son las lecciones aprendidas que dejó este cierre en materia económica? A esta interrogante respondieron líderes gremiales y el primer ministro de Comercio, Industria y Turismo del gobierno de Gustavo Petro, Germán Umaña, artífice de la reapertura materializada el 26 de septiembre de 2022.

Para Umaña, lo único que dejó ese episodio fue un aumento de la pobreza absoluta, la pobreza multidimensional, desempleo, informalidad, contrabando, lavado de activos y la disminución del Producto Interno Bruto per cápita de Norte de Santander y La Guajira, por la destrucción del turismo, el comercio, la industria y el sector logístico.

Umaña

“Si usted mira esos indicadores durante el periodo del cierre, pues, en desempleo, estábamos 4% por encima del promedio nacional y más del 20% por encima en la informalidad. Estábamos con un ingreso per cápita más o menos la mitad de lo que había tanto en Colombia como en Venezuela”, indicó el también presidente  de la Junta Directiva  de la Cámara Colombo Venezolana.

El líder gremial se peguntó: “¿por qué siempre los Estados centrales, tanto de Colombia y Venezuela pretenden tomar medidas en las que nunca contemplan los intereses de los gobernadores, los alcaldes y los agentes económicos y sociales de la frontera?”. 

Así, otra lección aprendida es que las decisiones no solo las deben tomar Caracas y Bogotá.


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Germán Umaña destacó que no se perdieron las relaciones económicas y diplomáticas entre los gobiernos, tampoco las relaciones que existían entre los empresarios de ambas naciones. “Alguien dijo que cerradas las fronteras, Norte de Santander y La Guajira iban a solucionar los efectos económicos mirando a otros países, cosa que nunca ocurrió”.

Con la reapertura, que terminó con “esa larga noche oscura”, nacieron convenios importantes como el Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, la modificación del Acuerdo Parcial N°28 y el acuerdo de transporte terrestre. Y todo ello, según el exministro, dio paso a los esfuerzos para crear la  Zona Económica Binacional.

Comercio binacional

Destrucción del aparato productivo

La presidenta de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) en Táchira, Gipsy Pineda, subrayó que el cierre fronterizo destruyó el aparato productivo binacional, porque muchos trabajadores y sus familias que cumplían su actividad laboral en San Antonio y Ureña se quedaron sin sustento.

Pineda aseguró que la migración de industrias, comercio y servicios hacia el lado colombiano generó una contracción de la actividad económica de la frontera de más del 70%. 

“La preocupación de todo el empresariado tachirense era apremiante, porque esto involucraba una restructuración de cada una de las organizaciones, desde la sustitución de proveedores, clientes e insumos, hasta las operaciones en general”, expresó.

Pineda

La representante de los empresarios recordó que la parálisis fronteriza no fue como darle pausa a una película, para posteriormente reactivarla como si nada hubiera pasado, pues las consecuencias de ese período de siete años fueron desastrosas.


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Pineda señaló que una de esas lecciones que dejó la decisión del gobierno venezolano, es que recuperarse de un cierre de frontera cuesta mucho, porque las empresas que se han logrado reactivar han alcanzado un nivel del 50% en su capacidad instalada; se espera que a finales de 2025 otras reabran.

“Con una frontera abierta y el permanente crecimiento en el intercambio comercial, Venezuela tiene un reto, especialmente nuestro estado, que cuenta con empresarios resilientes y trabajadores, y es impulsar la competitividad necesaria para que la balanza binacional sea mucho más equilibrada, porque, actualmente, solo participamos en el 10% de ese intercambio”, añadió.

Otra lección muy clara, según manifiesta la dirigente gremial, es que las fronteras no deben cerrarse y mucho menos la colombo-venezolana, pues, es una línea que se desdibuja, producto de la actividad comercial dinámica. Pineda confía en que esta zona volverá a ser la más importante de Latinoamérica.

Garantías para los negocios 

El presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, Sergio Castillo, expresó que el aprendizaje más claro que perciben una década después del cierre es que “la frontera nunca más debe volver a vivir esto”. 

Sergio Castillo

“Venezuela es nuestro mercado natural porque, geográfica y logísticamente, estamos más cerca de los venezolanos que del centro de Colombia y, a través del tiempo, esta posición privilegiada ha sido capitalizada por nuestros empresarios y sectores productivos. Es evidente que se ha ido mejorando el proceso natural de restablecimiento y recuperación del intercambio comercial, pero también es cierto que no ha sido como se esperaba”, afirmó. 


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Para Castillo, otra lección es que hay un reto clave por asumir en materia de seguridad, entendiendo que no solo se trata de la Fuerza Pública, también en términos de seguridad jurídica, financiera y todo lo relacionado con el fortalecimiento de las condiciones que brinden garantías a cualquier negocio que se haga entre empresarios colombianos y venezolanos.

De acuerdo con el líder gremial, está claro que los anuncios que se hacen por parte de los gobiernos de Caracas y Bogotá generan desconfianza e incertidumbre, porque hay un desconocimiento evidente de la situación real de lo que ocurre en el territorio. 

Sergio Castillo recalcó que la inversión extranjera siempre ha puesto los ojos en Norte de Santander, por su ubicación y sus condiciones privilegiadas, pero al final, la decisión de materializar esta inversión no se toma por ese temor existente, el cual se traduce en zozobra e inestabilidad.

El dato 

En el primer semestre de 2025, el comercio con Venezuela por la frontera Norte de Santander-Táchira alcanzó los US$279,5 millones, mientras que por La Guajira-Zulia fue de US$259,8 millones, para un total de US$539,3 millones.

La meta este año es superar el indicador anual de las operaciones del pasado (US$$1.200 millones) y lograr US$1.500 millones.


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