Al recibir los premios no se halaga a sí mismo. Por el contrario, habla del trabajo en equipo, de la importancia del triunfo de su club, siendo representante de Suramérica, frente a un cuadro europeo, todopoderoso, con mayor poder adquisitivo.
También mencionó a Colombia. Habló del país con el acento chocoano que lo caracteriza, pero en portugués. Eso es lo que define a Arias: se mantiene apegado a sus raíces, es el representante universal del lugar donde nació, creció y del que, gracias a su esposa, no se aleja jamás.
Su esposa también es chocoana. Se casó con ella en 2023 y, cada que marca un gol, hace una señal con los dedos de la mano que, para muchos puede estar relacionada con el rock (levanta el meñique, el pulgar y el índice), pero él manifestó que es un símbolo que lo une con ella, una dedicatoria íntima, de amor.
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¿Arias, el colombiano ejemplar?
Eso define a Jhon Arias. Su personalidad y carácter también lo han puesto en el radar de varios clubes de Europa. El tema, que antes parecía pasar desapercibido, ahora es fundamental en un jugador, sobre todo cuando llega al Viejo Continente, donde compiten los mejores del mundo.
Si no, miren los problemas que ha tenido Jhon Jáder Durán, quien tiene un carácter fuerte y, aunque es talentoso, parece que los entrenadores no soportan la “altanería” que demuestra en algunos momentos. Hay quienes dicen que es “bueno creerse el cuento”, para poder destacarse, pero esa situación no se puede salir de control.
Arias lo hace bien. El hombre responde con fútbol, en la cancha. Ahí es cuando se lo ve molesto, peleando cuerpo a cuerpo con los rivales y aprovechando la técnica exquisita de la que es dueño.