Hace 24 años, en un terreno contiguo a la vía que conduce a El Zulia, una familia en busca de una mejor calidad de vida llegó a construir su vivienda en una zona apartada de la Comuna 7, luego, poco a poco fueron arribando más personas con la misma intención.
Los dueños del lote, al notar que cada vez eran más las familias que llegaban a cimentar sus casas en el sector, decidieron venderles los terrenos a un buen precio, que con esfuerzo y largas jornadas de trabajo pudieron pagar.
“Les dieron la oportunidad a las personas de pagar el lote en cuotas bajas, siempre fueron conscientes de que aquí vivían familias de escasos recursos y que también debían asumir otros gastos, por lo que fueron flexibles en ese sentido”, precisó Nubia Manrique, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Años después de su fundación, los habitantes de San Jerónimo, en su mayoría católicos, soñaron con la construcción de una iglesia en la que pudieran profesar su fe. Sin embargo, el sueño cada vez se veía más lejano, porque los fondos recogidos en actividades comunales no alcanzaban para la construcción del recinto.
Pero un día apareció una mujer cual intervención milagrosa, católica consagrada y dotada con buenos recursos, quien decidió donar la inmensa parroquia de ladrillo liso que se alcanza a divisar desde que se ingresa al barrio.
Según la presidenta de la JAC, los fondos que habían recaudado fueron utilizados para el estudio de suelos. La única solicitud de la mujer que donó la iglesia fue que esta fuera bautizada con el nombre San Jerónimo, un santo de su profunda devoción, conocido por hacer la Vulgata, la primera traducción de la Biblia del griego y el hebreo al idioma latín.
Por esa razón, el barrio tiene el mismo nombre. En la actualidad, cuenta con 10 calles, tres avenidas y alrededor de 500 habitantes.