Hace más de 40 años, se instalaban en los terrenos de la comuna 2 los primeros habitantes de lo que hoy se conoce como el barrio Quinta Oriental. En otrora, allí funcionaban las inmensidades de una hacienda destinada para la cría de ganado y explotación agrícola, pero conforme pasaron los años, la finca fue desapareciendo, en su lugar, surgieron refulgentes casas pagadas con el sudor de su gente.
Con la expansión de Quinta Oriental, emergieron también Quinta Bosch, Ciudad Jardín, entre otros barrios de la comuna que iniciaron su formación urbanística.
Lo que aquellos primeros habitantes no dimensionaban, era que con el tiempo su barrio se convertiría en la Ciudadela Estudiantil de Cúcuta. Dentro de su delimitación hacen parte la Universidad Francisco de Paula Santander, la Escuela de Administración Pública (ESAP); los colegios Los Próceres, Seminario San José, Fátima, Comfaoriente y, en sus límites, el Inem y el Municipal. Pero no solo a nivel superior y técnico medio resalta, también infantil, con el auge de jardines de enseñanza.
La entrada y salida de estudiantes se convirtió en una oportunidad para que residentes dieran habitaciones en arriendo para los futuros profesionales que llegan de diferentes zonas del país y el departamento.
El incremento de locales comerciales también ha aportado a un mejor desarrollo que hoy lo permite catalogar como estrato 5.
Panorama de inseguridad
Una de las problemáticas más recientes ha despertado la inconformidad de los habitantes. De acuerdo con el edil José Daniel Blanco, el robo de contadores ha venido en aumento, no solo en el barrio, sino en toda la comuna 2.
“También la presencia de tantos habitantes de la calle e inmigrantes se presta para problemas. Llegan a las casas a pedir, y cuando no se les da, nos amenazan como si fuera una obligación”, explicó el líder comunal.
El caso más reciente le sucedió a una vecina del sector, quien luego de negarse a dar dinero a un habitante de la calle, recibió indirectas como “por eso es que se les queman las casas”, en una oscura burla a la tragedia del barrio La Capellana, donde el voraz incendio de una residencia dejó 7 muertos y 4 heridos.
La situación está en conocimiento de las autoridades y esperan que, poco a poco, la Policía Metropolitana de Cúcuta pueda disminuir los crecientes índices de inseguridad, gracias a que aseguran que la atención y reacción ha sido ágil en la mayoría de los casos.
Oscuridad en las calles
El edil Gabriel Maldonado comentó con preocupación que barrios como Quinta Oriental, Los Caobos y Ceiba II, son lugares muy oscuros por la altura que han alcanzado los árboles, de tal manera que ocultan por completo la luz de las farolas.
La situación se extiende también a los semáforos. Solo desde los primeros autos logran visualizar las señales de tránsito, mientras que los demás, la única opción que tienen es guiarse por los carros aledaños, una situación que tarde o temprano podría terminar en un accidente.
Los líderes comunales han hecho saber el problema a la Alcaldía de Cúcuta y piden un urgente mantenimiento para mitigar las zonas oscuras.
“En la situación actual, cualquier foco de inseguridad que se genere ya es un indicio tentativo de que allí algo malo va a pasar”, manifestó Maldonado.