El puño derecho alzado de Gustavo Petro no fue un accidente, ni un pedido por el uso de la palabra. Fue un símbolo deliberado, una declaración política en medio del caos, un gesto de resistencia en un Congreso que lo abucheaba sin tregua. Así se despidió el presidente de Colombia de la instalación de la nueva legislatura este 20 de julio: con el brazo en alto, como en los monumentos históricos de lucha popular, enviando un mensaje de confrontación ante una oposición que lo tilda de mentiroso y fracasado.
Durante más de dos horas, Petro expuso su visión de país, con un discurso cargado de cifras, ideología y promesas que, según sus detractores, no se han materializado. Pero fue después de la intervención de la congresista Lina María Garrido, quien lo acusó de encubrir casos de corrupción y de no ofrecer soluciones ante la crisis de seguridad, cuando el ambiente se tornó insostenible.
¿Qué significa el gesto de puño que hizo Petro?
Mientras los gritos de “¡Fuera Petro!” retumbaban en el Salón Elíptico, el mandatario alzó el puño izquierdo y se retiró. Lo siguieron sus ministros, entre ellos Armando Benedetti y Eduardo Montealegre, replicando el gesto como señal de respaldo. Alfredo Saade incluso pidió abiertamente la reelección del mandatario mientras abandonaban el recinto.
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Algunos pensaron que Petro intentaba solicitar una réplica. No era así. Su gesto tenía un trasfondo simbólico: evocaba resistencia, poder popular y confrontación directa con sus adversarios, similar al monumento del puño en alto que adorna la ciudad de Cali, representando la movilización social de 2021. En su salida, Petro reforzó el mensaje haciendo una “V” de victoria con sus dedos, como quien se despide de sus oponentes con provocación.
El momento fue leído como un claro desafío. En vez de buscar el consenso, Petro optó por reafirmar su postura ideológica, desestimando por completo las intervenciones que aún faltaban de la bancada opositora.
El congresista Daniel Carvalho, de Verde Oxígeno, lamentó la ausencia del presidente en el resto del debate, al tiempo que denunció intentos del Gobierno de imponer una figura cercana al oficialismo en la segunda vicepresidencia de la Cámara, tildando la maniobra de “ilegal”.
A pesar del ambiente tenso y las duras críticas, el gesto del puño fue replicado por varios legisladores del Pacto Histórico, que vieron en él un acto de dignidad frente a lo que consideran un cerco político y mediático contra el Ejecutivo.
Desde sus redes sociales, Petro respondió con ironía a las acusaciones. Dijo que ya había escuchado a la oposición y que cuando “las mentiras se exceden”, él prefiere “bañarse”. Agregó que, aunque se reconoce que ha recibido más recaudo fiscal que gobiernos anteriores, buena parte de esos recursos se destinaron al pago de la deuda heredada del expresidente Iván Duque.
El simbolismo del gesto marcó el inicio de una nueva legislatura en la que, una vez más, el Ejecutivo y el Legislativo parecen hablar lenguajes irreconciliables.
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