Magaly Alba Niño, directora del Programa de Trabajo Social, Universidad Simón Bolívar y Andrés Llanos Cardona, secretario de Víctimas, Paz y Posconflicto de Norte de Santander.
Se puede protestar sin ejercer la violencia
Según el secretario de Víctimas, Paz y Posconflicto, Andrés Llanos Cardona, la fórmula de cara al paro se hallaría en un concepto conocido como la no violencia, impulsado por el nobel de la paz Mahatma Gandhi, adalid de la lucha no violenta, principio de organizaciones internacionales mediadoras de conflictos y que precisamente busca otras formas de protesta diferentes a las vías de hecho.
Como se sabe, Gandhi logró no solo cambios importantes en la historia de su país sin usar la violencia, sino que logró vindicar los derechos humanos a la igualdad de raza, política, religiosa, entre otras, deslegitimando la violencia y promoviendo la paz mundial.
De hecho, diferentes autores denotan el poder de la no violencia, afirmando que radica no solo en que representa un desafío a la autoridad o al autoritarismo, sino en que fomenta la solidaridad entre gentes. Gandhi impulsó la negativa social de aceptar reformas tributarias, como aquella icónica marcha de la sal, en 1930, que se convirtió en uno de los más importantes acontecimientos que condujeron a la independencia de la India del Imperio británico.
“En sus formas contemporáneas la disrupción tiene una lógica más indirecta. En primer lugar, es la expresión concreta del grado de determinación de un movimiento. Al sentarse, levantarse o caminar juntos en el espacio público, los manifestantes ponen de manifiesto su existencia y refuerzan su solidaridad. En segundo lugar, la disrupción obstruye las actividades rutinarias de los oponentes, los observadores o las autoridades. Por último, la disrupción amplía el círculo del conflicto. Al bloquear el tráfico o interrumpir actividades públicas, los manifestantes incomodan a los ciudadanos, representan un peligro para la ley y llevan al Estado a un enfrentamiento”, como lo reseña la Universidad del Rosario en el libro ‘Acción Política no violencia, una opción para Colombia’, el cual plantea lo provechoso de la protesta no violenta al aflorar en los demás sentimientos como la solidaridad y el amor.
Como se ha visto, la protesta violenta es una acción manejable, pero la acción política no violenta, que se caracteriza por actividades como el paro, la no prestación de servicios, la no colaboración y no cooperación, constituyen una forma masiva más inmanejable e ingobernable que la violencia, lo cual conducirá a un diálogo social que ineludiblemente propiciará consensos.
Por todo lo anterior, Llanos dijo que la no violencia es ese escenario en donde la vida humana se comprende desde la perspectiva del máximo respeto por la dignidad fundamental de la existencia. “La no violencia es comprender que toda diferencia política, social, económica, religiosa y demás debe estar mediada por la capacidad del diálogo y discernimiento antes que otra acción”.