Cansados de esperar respuestas concretas de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), los habitantes de la vereda El Tarrita, zona rural de Ábrego, decidieron este fin de semana cerrar por completo la carretera Ocaña–Cúcuta, una de las arterias más importantes del departamento, como mecanismo de presión para exigir soluciones definitivas a la emergencia vial y social que afrontan desde hace más de dos años.
Los damnificados del deslizamiento que afectó a la cordillera reclaman el pago de arriendos atrasados, el reasentamiento humano prometido, resultados de los estudios técnicos sobre la falla geológica y la puesta en marcha de un plan integral que les devuelva la tranquilidad.
Desesperación y reclamos sin respuesta
A pesar de las múltiples reuniones con autoridades locales y departamentales, el descontento crece entre los campesinos, quienes aseguran que solo el acompañamiento de funcionarios con poder decisorio podrá frenar la protesta.
“El diálogo se agotó. Los subsidios de arriendo están en el banco, se pagan con pico y cédula, pero para el reasentamiento es necesario comprar los predios, caracterizar a cada familia y concretar un proceso serio”, explicó el personero de Ábrego, Antonio José Rodríguez Gómez, quien hizo un llamado a la cordura para evitar mayores traumatismos.
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Mientras tanto, gremios económicos de Norte de Santander reportan millonarias pérdidas por el taponamiento de la vía y advierten que comienza a sentirse el desabastecimiento de productos agrícolas y víveres en algunos municipios. El sector turismo, ya golpeado, también ha sufrido una caída en sus actividades debido a las dificultades de movilidad.
Tropiezos jurídicos y administrativos
El alcalde de Ábrego, Huber Darío Sánchez Ortega, reconoció que la situación es compleja y que, de los cinco predios analizados para el reasentamiento, la mayoría no cumple con los requisitos exigidos para la compra.
“Se deben buscar acuerdos porque aquí están en juego los derechos de los damnificados, pero también la libre movilidad y la economía regional. No es un problema que se resuelva de la noche a la mañana; necesitamos articulación de varios ministerios y el compromiso directo del alto gobierno”, aseguró el mandatario.
Una protesta con límite de paciencia
El abogado Álvaro José Ibáñez Sierra confirmó que los trámites burocráticos tienen cansados a los campesinos, razón por la cual mantendrán el bloqueo durante el fin de semana hasta que lleguen delegados nacionales con capacidad de decisión.
El lunes, anunciaron, se instalará una mesa ampliada de diálogo con funcionarios de los niveles nacional, regional y local. Sin acuerdos concretos, la protesta podría extenderse de forma indefinida, paralizando el comercio y agudizando el impacto económico en la región.
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Los manifestantes han dispuesto un corredor humanitario: solo permiten el paso de ambulancias, organismos de socorro y personas con citas médicas debidamente certificadas. “Llevamos más de dos años esperando las ayudas del Gobierno, ahora les pedimos comprensión a quienes deben esperar algunas horas en la carretera”, señaló Wilmar Ortiz, uno de los voceros comunitarios.
“Cansados de promesas”
La comunidad rechaza la propuesta del alcalde de abrir una nueva convocatoria para analizar más predios, pues consideran que esto retrasaría aún más el proceso. “Es como empezar de cero. Hemos soportado más de dos años de pesadilla mientras la corrupción de la UNGRD juega con nuestro futuro”, dijo el campesino Efraín Gaona Cañizares.
Gaona cuestionó la falta de seriedad de las entidades: “Vemos desfilar funcionarios que toman fotos, recogen documentos y se van. Después nos dicen que no hay plata. La gente está cansada de ese juego”.
El pliego de exigencias
De cara a la reunión del lunes, los líderes comunales presentarán un pliego de peticiones que incluye:
* Pago inmediato de los arriendos pendientes y continuidad del subsidio hasta el reasentamiento.
* Compra de terrenos con fecha y cronograma claros para la reubicación definitiva de las familias.
* Entrega mensual de ayudas alimentarias mientras se restablece el proyecto de vida.
* Reconstrucción de las escuelas de El Remolino, Brisas del Tarra y El Tarra.
* Implementación de proyectos productivos para dinamizar la economía agrícola.
* Estudios y diseños de un nuevo trazado vial que supere la falla geológica.
* Cumplimiento del compromiso de instalación de 20 puentes hamaca por parte de la UNGRD.
Un clamor al Gobierno nacional
La comunidad de El Tarrita insiste en que la presencia del alto gobierno es indispensable para resolver la crisis que, según advierten, no solo afecta a las familias damnificadas, sino también a la economía de Norte de Santander y a la movilidad en un corredor estratégico para el país.
“Se agotó la paciencia, necesitamos soluciones reales y no más promesas. De lo contrario, la vía seguirá cerrada el tiempo que sea necesario”, advirtieron los voceros campesinos.
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