A pesar de que por fuera pareciera un taller de mecánica común y corriente, una vivienda en el barrio Gaitán de Cúcuta ocultaba el ilícito accionar de dos hermanos, Wilmer Albeiro y Nelson Enrique Díaz Contreras, quienes modificaban y fabricaban armas a petición de clientes.

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Entre herramientas y utensilios se escondían partes, accesorios e incluso armas de fuego y traumáticas, algunas que habían sido modificadas para aumentar su letalidad. Este accionar habría llamado la atención de las autoridades, que empezaron a investigarlos.

Pronto las indagaciones arrojaron resultados y, al parecer, los hermanos habían montado una armería ilegal, en la que no solo vendían, sino que también modificaban armas por pedido, dedicándose al almacenamiento, comercialización y distribución de las mismas en varios sectores de la ciudad.

El material fue suficiente para emitir una orden de allanamiento y uniformados de la Policía llegaron al taller, atrapándolos en flagrancia por el delito de fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego, partes y accesorios.

En la armería encontraron dos pistolas, dos revólveres, munición y diferentes partes de armas, igual que herramientas para su fabricación y mantenimiento.

Los hermanos quedaron a disposición de la Fiscalía que los judicializó y, aunque no aceptaron los cargos, fueron enviados a prisión.

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