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Históricos
La Conferencia Comercial de Encontrados
A medida que avanzaba el siglo XX, desde la reconstrucción de la ciudad, el comercio de las mercaderías de Cúcuta, se hacía por la ruta del Lago de Maracaibo, tanto las de exportación como las que venían del exterior. 

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La Opinión
Sábado, 28 de Junio de 2025

A medida que avanzaba el siglo XX, desde la reconstrucción de la ciudad, el comercio de las mercaderías de Cúcuta, se hacía por la ruta del Lago de Maracaibo, tanto las de exportación como las que venían del exterior. 

Esta actividad comercial crecía vertiginosamente pero con los inconvenientes propios de las duras condiciones del entorno dentro del cual se desarrollaban, toda vez que la mayor parte del territorio por donde se transitaba era de selva inhóspita.

Las relaciones comerciales y de todo tipo entre las dos naciones limítrofes eran excelentes y las actividades en general fluían de manera natural y con mínimos contratiempos. Sin embargo, cada día crecían las dificultades para los comerciantes de la ciudad que se dedicaban a las actividades de comercio internacional, por las difíciles condiciones de las vías de trasporte que por esos años utilizaban para movilizarse.

Recordemos que la ruta más utilizada y prácticamente la única existente para conectarnos con el mar, era la del Lago de Maracaibo. Desde antes de la existencia del Ferrocarril de Cúcuta, el trasporte se hacía vía fluvial por el rio Zulia hasta la población de Maracaibo, en las pequeñas embarcaciones que transitaban por esa corriente de agua hasta su desembocadura en el Catatumbo para luego ser transferidas a los barcos de vapor que navegaban por el Lago.

Cuando la línea Norte del ferrocarril entró en operación en 1888, facilitó el incremento de las capacidades de trasporte, de manera que, a partir de entonces, volúmenes más grandes eran trasportados, primero hasta Puerto Villamizar (hoy Puerto Santander) y desde allí hasta la población de Encontrados, en territorio venezolano en pequeñas embarcaciones fluviales, por lo general de bajo calado. Las mercaderías de exportación que llegaban desde Cúcuta eran transferidas a los barcos de mayor tamaño que hacían la ruta lacustre hasta Maracaibo para luego ser enviadas a su destino, tanto a Europa como a Norteamérica. En el caso de las importaciones el proceso operaba de igual manera pero en sentido contrario.

Ahora bien, el motivo de la convocatoria a esta conferencia, se debió a dos razones que buscaban beneficios para ambas partes; de un lado los diversos asuntos de interés comercial que las afectaban y por otro, encontrarles soluciones a las dificultades de navegación por el rio Catatumbo, en las proximidades del Lago.

La Conferencia tuvo lugar el 24 de abril de 1947, entre los delegados representantes de las Cámaras de Comercio de Cúcuta, San Cristóbal y Maracaibo. A raíz de las constantes dificultades que se presentaban en el rio Catatumbo, particularmente en su desembocadura en el Lago de Maracaibo, que en razón de los sedimentos y demás obstáculos generados por el caudal, demoraban el tránsito, lo que a su vez amenazaba su seguridad debido a las posibilidades de saqueos que se presentaban cuando las embarcaciones debían aminorar su marcha para sortear esos contratiempos.

En representación de la Cámara de Comercio de Cúcuta fueron comisionados los directivos Emilio Gaitán Martín, Rodrigo Peñaranda Yáñez, Faustino Rodríguez, Carlos Luis Peralta, Felice torre y Carlos Zuluaga quien en ese entonces se desempeñaba como administrador de la Aduana de Cúcuta.

Los delegados de la Cámara de Comercio de Maracaibo, conocedores del problema de la navegación por el rio Catatumbo, informaron que los trabajos de dragado ya se estaban ejecutando y que se había habilitado la navegación de los grandes vapores que llevaban la carga por el Lago.

Dentro de la agenda se discutió la necesidad de establecer una nueva vía que solucionara los inconvenientes que periódicamente venía presentándose en la ruta que de Cúcuta se dirigía a la población de Maracaibo. A este particular, el doctor Rodrigo Peñaranda señaló que cuando fue senador de la república presentó a consideración del Congreso, la Ley 50 de 1945, mediante la cual se autorizó al gobierno de Colombia adquirir el Ferrocarril que comunica a Cúcuta con la frontera de Venezuela, y realizar “gestiones diplomáticas” a fin de que una vez adquirida la propiedad del Gran Ferrocarril del Táchira por parte del gobierno de Venezuela , celebre un convenio de tarifas sobre el ferrocarril internacional el cual comunicará a Cúcuta con el puerto de Encontrados. 

Dicha Ley autorizaba al gobierno colombiano para gestionar con Venezuela la realización de las obras necesarias para establecer un puerto en el sitio “La Concha” que se conectaba con el Ferrocarril del Táchira, facultando al gobierno colombiano prestar toda su cooperación en la realización de la obra y por último, para “hacer las gestiones encomendadas a la creación de una flota de marina mercante de propiedad de Colombia y Venezuela sobre la base de que el capital sea suscrito, por partes iguales, entre la República de Colombia y personas naturales y/o jurídicas colombianas y los Estados Unidos de Venezuela y personas naturales y/o jurídicas venezolanas.

Expuestos los alcances de dicha ley, los comisionados de la Cámaras allí reunidos, la acogieron ampliamente. De hecho y aprovechando las circunstancias, la Cámara de Comercio de Cúcuta, solicitó al gobierno de Venezuela estudiar la conveniencia de adquirir la totalidad de las acciones del Ferrocarril del Táchira para facilitar a ambos gobiernos un mejor aprovechamiento de la vía a Maracaibo.

Un comentario adicional y concluyente de esta reunión, es que se dio un paso importante en la reafirmación de la recién creada Flota Mercante Grancolombiana, una sociedad que durante más de cincuenta años fue referente mundial en el comercio fluvial y que por mucho tiempo rivalizó con una de las más grandes empresas del sector como lo fue la empresa transportadora norteamericana Grace Line.

En cuanto al proyecto del puerto “La Concha”, éste no fue visto con buenos ojos por los administradores del puerto de Maracaibo, por razones estrictamente económicas, toda vez que estimaban que el nuevo puerto le quitaría cifras de tonelaje que lo perjudicaría, y que esta propuesta sólo buscaba solucionar un problema vial de Cúcuta. En definitiva, la Ley 50 de 1945, no tuvo el recibo suficiente entre la directiva de la Cámara de Comercio de Maracaibo, quien le comunicó a su similar de Cúcuta las observaciones antes mencionadas.

Redacción: Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com


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