Con una risa contagiosa, frases picantes y la autenticidad de quien no teme mostrarse tal cual es, ‘Yo soy la costeña’ convirtió sus ocurrencias cotidianas en un fenómeno digital. Detrás de este personaje está Wilmari Atencio, una cartagenera de 27 años que creció entre los barrios La Reina y La Esperanza. Luchadora incansable, ha sabido abrirse camino en la vida hasta robarse la atención en el mundo de las redes sociales.
Hija de madre venezolana y padre colombiano, Wilmari es tan sencilla como valiente. Su historia refleja la de una mujer que, pese a las dificultades, nunca se rinde: siempre sonríe y se le mide a todo. En entrevista con El Universal, contó que estudió en el barrio San Pedro Mártir y luego continuó sus estudios en Venezuela, a donde emigró con su familia.
“Allá terminé de estudiar, pero con la situación del gobierno de Maduro la cosa se puso fatal. Estábamos bien flaquitos, comíamos pura yuca con tomate y cebolla. A los 17 años quedé embarazada de mi primer hijo, Austin, que hoy tiene 10 años”, relató.
Cansada de las penurias, decidió junto a su pareja regresar a Colombia en febrero de 2016. “Al siguiente día que llegué, me puse a vender ponquecitos por las calles con mi bebé, porque todavía no lo recibían en un jardín. Caminaba por La Esperanza con 50 ponquecitos y en una hora los vendía todos”, recuerda. Así comenzó a reunir dinero para arrendar una pieza y empezar de nuevo.
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Wilmari nunca le ha tenido miedo al trabajo. Vendió café en el Mercado de Bazurto, desayunos, jugos, paletas y hasta se dio gustos inesperados con sus primeras ganancias. “Yo me hacía 30 o 50 mil y, como no estaba acostumbrada a manejar tanta plata, me gastaba 20 mil en pan: de arequipe, queso, bocadillo. Creo que estoy gorda por tanto pan”, cuenta entre risas. Hoy trabaja en una venta de maracuyás en Bazurto, donde lleva seis años: “Empecé descargando carros, atendiendo, montando bultos, 24/7 con mi pareja Adonis. Ahora es mi bendición”.
En medio de ese trajín llegó su segundo hijo, Andonis, en un embarazo complicado pero que enfrentó con la fortaleza que la caracteriza.

‘Yo soy la costeña’ y su salto a la fama en redes sociales
Todo comenzó cuando su primo, el creador de contenido Luis F. Pérez, le pidió que grabara unos audios imitando a una costeña. Los videos se hicieron virales. Luego, el también cartagenero ‘Papi Wailo’ quiso conocer a la mujer detrás de esa voz y grabó con ella algunos contenidos que explotaron en redes. Fue entonces cuando nació oficialmente ‘Yo soy la costeña’.
“Me gusta ser costeña porque soy una mujer berraca, que no le tiene miedo a nada, que le gusta trabajar y es fuerte”, asegura.
Hoy, Wilmari celebra una comunidad digital que supera un millón de seguidores en Facebook, 900 mil en TikTok y 200 mil en Instagram. Su primer video lo grabó en Arjona, improvisando con una ocurrencia. Desde entonces no ha parado de retratar su cotidianidad y burlarse de sí misma. “En la calle me saludan, me buscan las personas gorditas porque sienten que las inspiro. Una vez en Medellín un muchacho me abrazó llorando; me dijo que estaba en depresión, al borde del suicidio, pero que gracias a mis videos cambió su perspectiva de la vida. Eso me marcó”.
Con su estilo auténtico y su famoso “llama gente”, ‘Yo soy la costeña’ sigue imparable. Entre el trabajo, su familia y los sueños de estudiar y seguir puliéndose, Wilmari Atencio contagia a todos con el humor, la fuerza y el carisma que la han convertido en un fenómeno digital.
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