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Yesenia Valencia: tuve que cumplir 45 años y llegar a MasterChef para hacer pan con mi papá
De las telenovelas a las tajadas quemadas: una actriz que se transforma en la cocina.
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Ruby Escamilla
Ruby Escamilla
Lunes, 23 de Junio de 2025

Yesenia Valencia es conocida por sus múltiples vidas: la de abogada aguerrida en ‘La ley del corazón’, la de vecina inolvidable en ‘Vecinos’, la de fundadora de SmartFilms, el festival que democratizó el cine con celulares, y la de psicóloga —sí, también lo es— que entiende los miedos humanos desde la academia y la experiencia. Pero a los 45 años, una nueva faceta se abre paso en su biografía: la de cocinera, aunque ella insista en que aún no domina la sartén.

Sí, la misma Yesenia que creció entre aromas de panadería y sazones familiares hoy se enfrenta a los fogones de MasterChef Celebrity, con delantal, cuchillo y corazón en mano.

En entrevista con La Opinión, la actriz, empresaria y ahora aprendiz de cocina habló con total honestidad de su travesía culinaria, del miedo, del amor en forma de arepa y del pan horneado junto con su padre entre lágrimas y redención.


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¿Cómo es eso de tener papá panadero, mamá chef de la vida, dos tías cocineras… y tú decías que no sabías ni freír un huevo?

(Ríe) La cocina siempre ha estado muy presente en mi vida. Mi papá es panadero profesional, mi mamá no es chef pero cocina delicioso, y tengo tías cocineras.

Sin embargo, yo siempre sentí que la cocina era una especie de universo al que pertenecía, pero no dominaba. Y ahora entiendo por qué: cocinar para otros es un acto de amor, sí, pero también de responsabilidad. Mi admiración total va para quienes cocinan a diario, porque no es nada fácil.

¿Qué le dirías hoy a esa Yesenia que hace un año dijo “no” a cocinar en televisión por miedo?

Le diría que siempre vale la pena intentarlo. Solo al intentar descubrimos hasta dónde podemos llegar. A veces nos metemos la idea de que tenemos que lograrlo todo, y no necesariamente es así. Lo importante es atreverse. Si fallas, corriges. Si no puedes, aprendes. Pero lo más valioso es vencer ese primer miedo y dar el paso.

Yesenia Valencia hace parte del elenco de MasterChef Celebrity 2025.

¿Qué sentiste al verte con el delantal de MasterChef por primera vez?

¡Pánico! (Risas). MasterChef es mucho más que un programa de cocina. Como psicóloga, me fascinó entender su estructura: es un laboratorio emocional.

Te confronta con tus límites, tus miedos, tu capacidad de escucha, tu paciencia. No es solo cocinar; es una prueba humana, intensa, profunda. El delantal representa eso. Una pregunta interna permanente: “¿Qué estoy haciendo aquí?”

Dicen que la cocina es un acto de amor. ¿A quién piensas cuando cocinas?

A mis papás. Pienso mucho en que, de alguna manera, los estaba defraudando por no tener esa capacidad que ellos sí tienen. Nunca tuvimos empleada que cocinara, ellos eran los que lo hacían todo. Y yo, aunque vengo de esa raíz, siento que no heredé ese talento. Es un ejercicio duro, emocionalmente hablando.


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¿Cuál es ese plato al que siempre vuelves cuando estás sola en casa?

Arepas. ¡No puedo vivir sin arepas! Arepa con queso, con huevo, con aguacate, con tomate… la arepa me resuelve la vida. Es mi plato de antes, durante y después de MasterChef. No me canso.

¿La cocina te ha sorprendido como otro lenguaje creativo?

Sí… ¡y me fue muy mal con eso! (Risas). A veces me puse muy creativa y no funcionó. La cocina es rigurosa, tiene normas, medidas. En el arte uno improvisa, pero aquí no. Aprendí que no siempre se puede ser tan creativa, al menos no sin base técnica.

Entre cámaras, empresas y rodajes, ¿cuándo fue la última vez que cocinaste sin presión?

Este fin de semana. Preparé un pollo a la florentina para mi familia. Fue un momento bonito, sin juicio, solo por el placer de dar. Eso también me lo ha enseñado este proceso.


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¿Qué plato le dedicarías a Colombia?

Mi arepa. (Risas). ¡Siempre será mi arepa!

¿Cuál fue el primer plato que preparaste y cómo reaccionó tu familia?

Tajadas de maduro… pero quemadas. (Risas). Era adolescente y quise cocinarle a mis papás. Mi mamá todavía lo recuerda.

Dices que primero querías ganarle a Yesenia. ¿Qué significa eso?

Significa que soy muy exigente conmigo misma. MasterChef no era solo una competencia culinaria para mí. Era una forma de enfrentarme a mis propios límites, a mi Yesenia interna que me dice “no puedes”. Quería demostrarme que sí podía, que podía intentarlo y no rendirme antes de empezar.

¿Qué va a descubrir el país de Yesenia Valencia en esta cocina que no ha visto antes?

Mi capacidad para tomar decisiones. En la vida real, como actriz o empresaria, a veces uno navega en guiones, en planes. En la cocina hay que decidir en tiempo real, bajo presión, y sin margen de error. Esa es otra Yesenia, menos ensayada, más auténtica.


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Después de tantas vidas en la ficción, ¿qué versión esperas descubrir de ti misma en esta cocina?

Una versión más valiente, más libre. Yo había dicho que no, que esto no era para mí. Pero después sentí que no podía quedarme con esa frustración. MasterChef era una oportunidad para retarme de verdad. No desde el ego, sino desde la honestidad: hasta dónde puedo llegar cuando me salgo de mi zona de confort.

¿La espontaneidad que usas en la actuación te ha servido para cocinar bajo presión?

Mira, yo estoy muy acostumbrada a la presión. Mi vida entera ha sido así: rodajes, montajes, festivales, proyectos… Pero aquí es distinto. La presión en cocina te saca verdades, te muestra callejones oscuros de tu carácter, te obliga a mirarte sin maquillaje emocional. Ha sido revelador.

¿Qué sabor te lleva directamente a tu infancia?

Las tortas de mi papá. Él fue panadero toda su vida, y aunque crecimos en la comuna 13 con muchas limitaciones, para mí la panadería era sinónimo de lucha, de pobreza. Mis hermanos y yo sentíamos que debíamos estudiar, ser profesionales, salir adelante.

Pero ahora entiendo que estábamos equivocados. Hace poco, por MasterChef, pasé cinco días con mi papá en su panadería. Hicimos pan, tortas, panes con lágrimas en los ojos, porque justo había muerto una tía muy querida. Fue un momento profundamente emocional.


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Mi papá me dijo: “Hija, yo nunca me imaginé que tú y yo íbamos a estar aquí haciendo pan juntos”. Y creo que eso es el regalo más grande que me ha dado este programa. Tuvieron que pasar 45 años para que yo valorara la panadería como herencia y no como carga. Eso no lo cambio por nada.

Cierre con aroma de pan

Yesenia Valencia no se reinventó. Regresó. A sus orígenes, a la cocina familiar, al pan compartido con lágrimas y risas.

El reality culinario más famoso del país no solo la desafia con hornillas y tiempos cronometrados, sino que la devolvió a un punto de partida emocional que había evitado por años.

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