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No soy una artista, soy el lienzo: Isabelle Huppert
La actriz de 63 años habla sobre su primera nominación al Óscar.
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AP
Miércoles, 22 de Febrero de 2017

Ha hecho más de 100 películas en 45 años, sin mencionar su frecuente trabajo en el teatro, y es reconocida no solo como una de las mejores actrices de Francia, sino del mundo.

Pero Isabelle Huppert no se considera a sí misma una artista.

“No”, dijo en una entrevista reciente. “Usamos esa palabra demasiado. Yo soy una intérprete, el universo de alguien es expresado a través de mí”.

¿Es entonces el pincel?

Lo considera por un momento y responde: “Digamos que soy el lienzo”.

Huppert, de 63 años, celebra la primera nominación al Óscar en su extensa trayectoria por la muy comentada cinta sobre violación “Elle”, del director holandés Paul Verhoeven. Es un honor que muchos consideran que debió haber recibido hace mucho, pero la propia actriz parece más bien sorprendida, y ciertamente encantada, dado lo difícil que es ser nominado por una cinta en lengua extranjera.

La postulación de Huppert corona una destacada temporada de reconocimientos para la actriz de varios grupos de críticos que parecen haberla apodado informalmente “la Meryl Streep francesa”. “Elle” también le mereció el Globo de Oro a la mejor actriz en una película de drama y ha sido reconocida por un segundo filme, “El porvenir”, de la directora Mia Hansen-Love. No entiende del todo por qué tantos elogios en este preciso momento, pero tampoco se queja.

Pero el hecho de que lleguen con “Elle” es una fuente particular de satisfacción para Huppert y el productor de la cinta, Saïd Ben Saïd, por ser un filme cargado de controversia. De hecho, dijo Ben Saïd, en un momento consideraron hacer la película en Estados Unidos con una actriz estadounidense, por cuestiones de logística, pero varias actrices declinaron el papel asustadas por el fuerte tema.

“Puedo entenderlo”, dijo el productor, a quien también le costó encontrar financiamiento en Europa para el filme. “Era un gran riesgo”.  

Huppert era la ideal

Huppert era la actriz ideal para el papel por su talento único para encarnar personajes complicados de múltiples capas, señaló, y su disposición a visitar lugares oscuros con sus personajes (en la cinta de Michael Haneke de 2001 “La profesora de piano”, por la que ganó el premio a la mejor actriz en Cannes, hizo de una profesora reprimida que cae en la automutilación sexual).

Huppert interpreta a Michele, una dura parisina ejecutiva de una compañía de videojuegos. En la perturbadora primera escena, Michele está en el piso de su apartamento, siendo violada por un intruso enmascarado, mientras su gato observa en silencio.

Luego sabemos que Michele es la hija de un conocido asesino que masacró a todo el mundo en su barrio cuando ella era una niña. Su experiencia con la violencia extrema puede o no influenciar lo que hace ahora, como adulta, al establecer una relación con su atacante. Pero, ¿es ella una víctima, o está tendiendo una trampa? ¿O se trata de algo más? El mensaje de la película parece realmente estar en los ojos del espectador. ¿Es feminista, antifeminista, postfeminista?  

Huppert dice que en realidad no hay un mensaje, en especial no uno sobre violación.

“La violación es un suceso terrible que le ocurre a ella, y de ningún modo el filme trata de legitimar eso”, expresó. “La cinta habla de dónde sale la violencia, por qué nos sentimos a veces atraídos hacia ella, qué despierta la violencia en ella. Creo que la razón por la cual la gente se identifica profundamente es que, más allá de la controversia, el filme tiene mucha integridad. Hay algo que es casi como una búsqueda existencial para esta mujer. Obviamente está buscando algo”.

Huppert se siente liberada al poder interpretar un personaje que no le gusta.

“No es un problema para mí”, dijo. “Nunca he creído que el cine debe idealizar a los personajes para hacerlos más románticos o más simpáticos de lo que son. Necesito sentir empatía. Pero uno puede sentir empatía por un personaje que no le gusta”.

En el momento en que terminó de filmar “Elle”, se dejó caer al suelo. “Claramente hubo un exorcismo”, dijo Verhoeven a la revista del New York Times, T Magazine.

Huppert sonríe e intenta explicarlo: “Cuando terminas una película, es una explosión de emoción. En un segundo te das cuenta de dónde viniste y hasta dónde llegaste y dices, `¿cómo hice eso? Si tuviera que hacerlo de nuevo, sería imposible”’.

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