Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Editorial
Migración inversa
No es descartable que tanto la región binacional como otras zonas colombianas tengan que alistarse para atender nuevos flujos.
Authored by
Image
La opinión
La Opinión
Lunes, 23 de Junio de 2025

Como consecuencia de las medidas adoptadas por Estados Unidos contra los extranjeros indocumentados en ese país o en proceso de regularización, América Latina se encuentra ahora ante el fenómeno de la migración inversa.

La zona de frontera entre Colombia y Venezuela, en especial la de Norte de Santander y Táchira, debe de estar muy atenta al nuevo comportamiento de la movilidad humana que ahora es desde el norte el continente hacia el sur.

¿Y por qué? pues porque cuando comience a desbloquearse los cuellos de botella en la zona centroamericana y quienes están varados en puntos como el del Chocó encuentren las facilidades para cruzar por Colombia de regreso, ahí se empezará a notar el verdadero impacto.

No es descartable que tanto la región binacional como otras zonas colombianas tengan que alistarse para atender nuevos flujos, tal vez de paso o de asentamiento por parte de ciudadanos venezolanos a quienes la draconiana política migratoria del presidente Donald Trump les frustró el sueño americano.

Lo que está ocurriendo en territorio chocoano tiene dos lecturas: la prueba de que una anunciada crisis humanitaria nos tomó sin un plan para atenderla. Y segundo, que es un ejemplo de lo que puede llegar a suceder en Norte de Santander.

Es que no podemos olvidarnos de que se nos podrían acumular dos o hasta tres flujos: el de los que van regresando rumbo a su país, el probable éxodo de quienes deciden no seguir con el actual régimen reelecto y el de aquellos que ya hicieron un largo recorrido por irse y que ahora lo intentarán de nuevo.

Por lo tanto, a las autoridades locales les corresponde hacer los respectivos monitoreos, tomar nota de lo que está sucediendo en otros sitios del país y en coordinación con Migración Colombia y el Gobierno nacional tener previstas las acciones a seguir.

Si quienes están regresando deciden quedarse en Colombia (Bogotá, Medellín o Norte de Santander), pues eso implica que se debe proceder a darles posibilidades de obtener los documentos respectivos, garantizarles salud, el derecho a la educación y la opción de vincularse al sector laboral.

El otro caso es que muchos solamente nos tomen como territorio de paso en su decisión de seguir hacia otros destinos en América Latina o fijen su rumbo hacia Europa, especialmente a España.

Para ambos escenarios habrá que destinar recursos, esta vez en gran medida del presupuesto, porque la cooperación internacional para esta clase de atención quedó muy débil después de la eliminación y drástico recorte de las ayudas por parte de la USAID.

Como los movimientos migratorios marcan esta época del siglo XXI lo lógico es que su tratamiento se convierta en una política pública en las regiones, más específicamente en esta frontera que es considerada la más dinámica de América Latina por los intensos movimientos de personas, de mercancías y de vehículos por los puentes internacionales.

Hay que contar expertos en esa materia y organizar no solamente las operaciones de contingencia sino con programas que den facilidades para que esa población sea integrada mediante la inclusión económica y social.


Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion . 

Temas del Día