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Editorial
Maniobra de la disidencia
Entonces, las alarmas e inquietudes de la ciudadanía y de los observadores ni siquiera fueron tenidas en cuenta.

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La opinión
La Opinión
Viernes, 20 de Junio de 2025

Y pasó lo que se venía advirtiendo cuando empezó a hablarse de la zona de ubicación temporal  (ZUT) del frente 33 de la disidencia de las Farc, en Tibú, en el sentido de que ahora algunos sectores del Catatumbo iban a empezar a ser copados por otros miembros del bloque Magdalena Medio comandante Gentil Duarte.

Los hechos de violencia registrados en las últimas semanas cerca de Ocaña con nuevos desplazamientos hacia esa ciudad y la admisión por parte de las autoridades militares de que integrantes del frente 37 llegó desde el sur de Bolívar para intentar penetrar en la zona, certifican dicho temor.

En otras palabras, de lo que se trata es de un tercer componente armado ilegal que está en pleno proceso de invasión de aquella martirizada subregión nortesantandereana, en desarrollo de operaciones de movimiento y traslado de combatientes por parte de esa disidencia.

Entonces, las alarmas e inquietudes de la ciudadanía y de los observadores ni siquiera fueron tenidas en cuenta, en el sentido de que  la negociación de paz con el frente 33 podía terminar siendo otra estratagema de la disidencia, para mantener convertido al Catatumbo en un polvorín.

Nos encontramos entonces ante otro grupo violento que copia métodos paramilitares de traslado de hombres armados desde otras regiones como también lo hiciera el Eln, con el que anda enfrascado en una guerra desde hace cinco meses en esta parte de Norte de Santander.

Pero también está en juego el hecho de que se puedan volver a escalar las confrontaciones, los homicidios, las desapariciones, el reclutamiento forzado, los desplazamientos y los ataques a la  Fuerza Pública.

¿Por qué están actuando de esta manera?  Porque se repite el libreto del conflicto interno, de que cuando un actor armado organizado al margen de la ley comienza a salir por algún motivo, de inmediato otro de moviliza para llegar a asumir el control sobre ese territorio.

Pero en este caso concreto, el gobierno del presidente Gustavo Petro es urgente que revise lo ocurrido y les exija explicaciones  a los comandantes del frente 33 y de la estructura disidente a la que pertenece, porque de continuar así, todo podría terminar siendo un fracaso del cual saldrían ganadoras las disidencias de las Farc y de nuevo la población civil y el departamento terminarían siendo los perdedores con otra época de guerra.

Eso no puede permitirse porque será condenar a la región a una conflictividad eterna. Las Fuerzas Militares deben desplegar las labores de inteligencia y operativas para enfrentar al frente 37 y reducirlo, no permitiéndole que se apodere  de un solo centímetro cuadrado  de tierra catatumbera ni tampoco que sus hombres en armas vayan a intentar acceder a la zona de ubicación temporal.

Ambos escenarios implican un alto riesgo para la región y no se puede permitir que progresen. El gobierno por intermedio de la mesa de conversaciones debe proceder a fijar un ultimátum y a trazar algunas líneas rojas. 

No se pueden seguir permitiendo errores ni mucho menos que la ZUT, como en su momento ocurrió con la zona de distensión en el Caguan, sea la opción perfecta para que el 33 se vuelva un superfrente. ¡Sí a la paz, pero sin más atajos que favorezcan a los factores de violencia!


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