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Editorial
Atajar el microtráfico y sus ollas
La Policía debe responderle a la ciudadanía poniéndole -literalmente- un candado a las ollas que desatan preocupación y zozobra en los barrios. 
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La opinión
La Opinión
Viernes, 4 de Julio de 2025

Un expendio al menudeo de drogas alucinógenas en un céntrico canal de Cúcuta cerca del monumento de Cristo Rey, vecino de los barrios La Playa y La Cabrera, en la zona que va hacia la Gobernación y con acceso a importantes vías, confirma que el microtráfico no tiene límites.

Entendiendo que el también llamado narcomenudeo es un importante generador de inseguridad en la ciudad y constituye un riesgo inminente para los niños y adolescentes, es oportuno que la Policía escuche el clamor ciudadano para cerrar esas ollas.

Traumático resulta que en las comunas se establezcan esos sitios clandestinos de venta de estupefacientes que terminan perturbando a los vecinos y  ocasionan que  los consumidores de sustancias alucinógenas se concentren en espacios y parques cercanos, mientras que los microtraficantes también instrumentalizan a los habitantes de calle para que se conviertan en vendedores.

En el rompimiento de ese círculo es indispensable dentro de las operaciones contra dicho desafío generador de inseguridad, puesto que se trata de una economía ilegal que nutre las arcas de bandas criminales.

Golpearlas cortándoles los ingresos que obtienen de la comercialización de drogas es una forma de debilitarlas financieramente y así impedir que sigan aumentando el número de miembros para la ejecución de sus acciones delincuenciales en la capital nortesantandereana.

El accionar dentro del multicrimen las hace unas estructuras de alta peligrosidad dedicadas también a delitos como la extorsión, el homicidio, el hurto, entre otros, al igual que amenazar e intimidar a los liderazgos comunales.

La Policía debe responderle a la ciudadanía poniéndole -literalmente- un candado a las ollas que desatan preocupación y zozobra en los barrios. 

El programa tiene que tener, por lo menos tres componentes básicos. El operativo y judicial, el de carácter social y el de rehabilitación desde el campo de la salud.

Es que así como se clausuran los puntos de venta y consumo y los jíbaros y cabecillas van a prisión, a los consumidores hay que someterlos a desintoxicación, recuperación y a un plan para que salgan del mundo de las drogas.

De esta manera se les estarán quitando clientes a los microtraficantes contra quienes también deberán procurarse acciones para sellar los canales de suministro de las cocaína y otros componentes psicoactivos, hecho que depende en gran medida de poder ganarle la batalla al narcotráfico.

La campañas educativas y preventivas contra las drogas ilícitas y su impacto en la salud y la sociedad, acompañadas del impulso al deporte entre los niños y jóvenes, impulsar actividades recreativas para las horas de ocio, generan resultados positivos de protección frete a esta amenaza.

Lo importante es que la estrategia actúe al mismo tiempo en todos los componentes para que al final la operatividad policial, el rescate de las personas que cayeron en las garras de la drogadicción y que se alcance el apoyo ciudadano para denunciar y apoyar la prevención.


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