La vida en el campo es bonita, pero también es difícil. Para el agricultor Jhon Pabón, habitante de la vereda La Alhambra de Ragonvalia, en la zona rural se goza de la tranquilidad.
Sin embargo, dijo que “el campesino no cuenta con las herramientas para tener una mejor calidad de vida, porque vive del día a día para estar bien; sus cultivos son para el autoconsumo y para obtener dinero.
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“Aquí escasea mucho la mano de obra, el alto costo de los insumos para sacar la cosecha son elevados y el acceso herramientas tecnológicas ha sido difícil. Pero, el campesinado se arraiga a sus costumbres para cumplir con sus labores. Hay que buscar que las nuevas generaciones se queden en el campo”, afirmó Pabón.
El labriego indicó que otro factor importante para que el campesino tenga mejor calidad de vida es que haya mejores vías, para que pueda llevar sus productos a la ciudades, de lo contario, “se sufre”.
Lo que describió Jhon Pabón es parte de lo que reflejó la reciente Encuesta de Calidad de Vida (ECV) para población campesina del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En Norte de Santander, de los 150.000 hogares campesinos contabilizados, que agrupan 505.000 personas, el 69,7% (105.000) se considera pobre; el 30,3% no.
Bajo este panorama, siete de cada diez hogares se perciben en esa condición. El promedio del departamento se acerca al nacional, que es del 63,5%. Un dato relevante es que el 65% de los núcleos familiares tiene como jefe a un hombre y el 35% a una mujer.
Entre los 313.000 campesinos mayores de 15 años de Norte de Santander, solo el 7,9% está satisfecho con la vida en general (8,1% nacional) y solo el 6,5% de quienes perciben ingresos está satisfecho con eso (6,5% nacional).
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Casi todos tienen energía
La ECV reveló que, en Norte de Santander, el servicio de electricidad es el que mejor se presta, porque alcanza al 99,2% (97,7% promedio nacional), o sea, 140.000 hogares; mientras que el 29,1% accede a gas natural (36% a nivel de Colombia), es decir, 44.000 núcleos.
Más de la mitad cuenta con acueducto (59%) y recolección de basura (52,3%). De esos servicios públicos gozan 69.000 y 78.000 hogares. Los promedios nacionales se ubican en 72,9% y 52% nacional, respectivamente.
En cuanto a alcantarillado, el 46% (69.000) de los hogares campesinos de la región lo tienen; levemente por debajo de la cifra general de Colombia, que es de 38,2%.
Igualmente, la consulta del DANE también mostró que el 43,4% (65.000) de los hogares tiene vivienda propia pagada y un 19,6% (29.000) vive en arriendo o subarriendo.
En promedio, el número de personas por vivienda es de 3,4.

Vivienda e internet
En pequeñas proporciones, 1,6% de los núcleos familiares vive en vivienda propia que está pagando; el 2%, en inmueble de propiedad colectiva; el 7,3% habita una casa con permiso del propietario, pero no paga arriendo; y el 9,3% es poseedor de la vivienda, pero sin título.
Casi la mitad (49,9%) de la población campesina del departamento accede a internet, es decir, 75.000 hogares de los 150.000. El panorama regional es mejor que el nacional (46,1%). Meta (79,2%), Tolima (66,4%) y Huila (64,7%) son los departamentos con lo más altos indicadores.
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‘Sensación de abandono’

Para el economista e investigador Alexander Botello, los resultados de la encuesta del DANE son una radiografía compleja y deja un sin sabor, porque, se evidencia que la percepción de pobreza en la población campesina es superior al promedio nacional, lo que refleja una situación de mayor vulnerabilidad en la región.
“Aunque el acceso a servicios, como energía eléctrica, es casi universal, persisten brechas importantes en el gas natural, el acueducto y la recolección de basuras. En cuanto a la vivienda, aunque una parte importante de los hogares es propietaria, un porcentaje significativo vive en condiciones de tenencia precaria, sin título o bajo permisos informales, lo que limita su seguridad jurídica y acceso a programas de mejoramiento”, agregó.
El también docente universitario expresó que lo más relevante es el bajo nivel de satisfacción con la vida y con los ingresos: menos del 8% de los campesinos mayores de 15 años se siente satisfecho con su vida y solo el 6,5% con sus ingresos, lo que “habla de una profunda sensación de abandono, falta de oportunidades y escasa movilidad social”.
Botello destacó que la situación reflejada por la ECV es un llamado de atención sobre la falta de oportunidades reales para el desarrollo rural. Agregó que la baja satisfacción vital puede estar relacionada con la falta de reconocimiento y políticas efectivas para el campo, lo que puede derivar en migración, envejecimiento de la población rural y pérdida de saberes campesinos.
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¿Qué se debe hacer?
El economista Alexander Botello precisó que las políticas gubernamentales deben enfocarse en tres grandes frentes:
- Reducción de la pobreza y generación de oportunidades, mediante el fortalecimiento de los programas de apoyo al ingreso, acceso a mercados, asistencia técnica y fomento de la economía campesina, para que los hogares rurales puedan mejorar sus condiciones de vida y tener perspectivas de futuro.
- Mejoramiento de servicios públicos y conectividad, con el aumento de la inversión decidida para cerrar las brechas en acceso a agua potable, saneamiento básico, gas natural e internet, entendiendo que estos servicios son derechos y condiciones mínimas para el desarrollo humano.
- Seguridad jurídica y acceso a la tierra, es un tema histórico, urgente avanzar en la formalización de la propiedad rural y en la protección de los derechos de los poseedores, para que puedan acceder a programas de vivienda, crédito y desarrollo productivo.
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