Ayer 18 de junio se cumplieron 85 años del pronunciamiento de los dos discursos más importantes en plena guerra mundial, el de Winston Churchill en la Cámara de los Comunes y el del General Charles de Gaulle por la BBC de Londres a los franceses llamándolos a la resistencia.
“No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, expresó Churchill para llamar a la supervivencia del imperio británico y su libertad contra la amenaza “nazi”.
¿Se ha dicho la última palabra? ¿Gritaba el General De Gaulle desde la BBC, la esperanza debe desaparecer?¿La derrota es definitiva? No. “Créanme a mí, les hablo con conocimiento de causa, les digo que nada está perdido para Francia, los mismos medios que nos han vencido, pueden darnos un día la victoria, Francia no está sola. Tiene un vasto imperio que domina el mar a su lado”.
Nuestra generación, y la cobija Lasallista de Cúcuta, creció impregnada de humanismo y muchos admirando a los grandes oradores de la historia –incluidos los nuestros– desde Pericles y Demóstenes, Lincoln y JFK, Gandi, Mandela y Luther King Jr.
Colombianos oímos por Monitor de Caracol y en vivo, a Laureano Gómez, Silvio Villegas, los Leopardos Gilberto Alzate Avendaño, Augusto Ramírez Moreno, Eliseo Arango.
El mejor de los nuestros Jaime González Peñaranda, cuya cuna disputamos los sardinateros y los lourdenses, puesto que la finca de don Pedro Elías pagaba impuesto predial en Lourdes.
Jaime hacía parte de la asamblea del departamento que era en el 59, un nicho de diputados humanistas como los izquierdistas Armando Solano Barriga, Pedro Castro Reyes, Euclides Jaime González y la godarria con José Luis Acero Jordán, Alejandro Jáuregui Jáuregui erudito, pero sectario e insoportable y Darío Alberto Ordoñez Yáñez.
Oír a Jaime, era asistir a una charla de posgrado de las más elevadas calidades. Iba con el más profundo conocimiento de la edad de oro al modernismo español del XIX o el Renacimiento y el barroco, o se paseaba con naturalidad impresionante por el renacimiento italiano y el modernismo francés y las innovaciones estéticas de la arquitectura y la decoración.
Tuve la fortuna de recibir de Jaime González Peñaranda, orientaciones, regaños y estímulos educativos, gracias a la cercanía de nuestros padres, amigos y familiares.
Adenda: Lamentamos con dolor del alma, el fallecimiento del doctor Ernesto Collazos Serrano, un hombre de convicciones irreductibles.
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