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En 2025: la diplomacia feminista como una alternativa para afrontar los desafíos globales
La diplomacia feminista no es un concepto abstracto; es una herramienta práctica para construir sociedades más equitativas, sostenibles y pacíficas.
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Martes, 24 de Junio de 2025

Mientras múltiples crisis y varios retrocesos en derechos fundamentales son el común denominador del mundo, las políticas exteriores feministas surgen como alternativas efectivas, integradoras e innovadoras para afrontarles. En 2025, año de conmemoraciones cruciales para los derechos de las mujeres, las políticas exteriores feministas no son solo una línea más para las relaciones internacionales, sino que constituyen un enfoque de toda la política internacional que puede salvaguardar los logros de décadas, impulsar respuestas innovadoras a las crisis, y construir un futuro más justo.

Este 2025 marca hitos fundamentales: 30 años de la Plataforma de Acción de Beijing, el plan global más ambicioso para la garantía de los derechos de las niñas y las mujeres; 80 años de las Naciones Unidas, 25 años de la Resolución 1325 sobre mujeres, paz y seguridad, y hoy, el tercer aniversario del Día Internacional de las Mujeres en la Diplomacia.

Las pioneras como Eleanor Roosevelt, Hansa Mehta, Minerva Bernardino, Bertha Lutz e Isabel Vidal soñaron con este momento. Ellas desafiaron el statu quo e impulsaron el reconocimiento de los derechos de las mujeres en la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Su legado se materializa hoy en datos concretos: la representación femenina en parlamentos creció del 11.3% en 1995 al 27.2% en 2025, según la Unión Interparlamentaria.

Sin embargo, la realidad actual aun es muy desafiante. Según un informe de ONU Mujeres, en 2024 uno de cada cuatro países reportó retrocesos en derechos de las mujeres. Así mismo, según una encuesta realizada por esta entidad en 2025, los recortes en cooperación internacional amenazan con hacer desaparecer la mitad de las organizaciones que ayudan a mujeres en crisis humanitarias en apenas seis meses. Lo más escalofriante:   cada diez minutos una mujer es asesinada por un familiar o pareja.

Ante este panorama retador, las políticas exteriores feministas son una respuesta estratégica y efectiva. Desde que surgió la primera en el año 2014, ocho países han adoptado este enfoque, demostrando resultados tangibles, entre ellos: asignación de  recursos específicos para promover la igualdad de género nacional e internacionalmente (Suecia), priorización de la ayuda oficial al desarrollo  para el empoderamiento femenino (Canadá), promoción de la igualdad de oportunidades en empleo, educación y derechos sobre la tierra (Luxemburgo), implementación de una diplomacia feminista basada en derechos humanos (Francia), impulso del liderazgo de mujeres indígenas, afrodescendientes y grupos excluidos (México).

Colombia se suma a estos países con una política exterior feminista, liderada por el Estado colombiano y en alianza con organizaciones de la sociedad civil y la cooperación internacional, dentro de las que se destaca la Mesa de Género de la Cooperación Internacional, que reúne 53 entidades entre ellas, embajadas, agencias de la ONU y ONG internacionales. Esta política en Colombia se estructura en cuatro pilares estratégicos como justicia social, justicia ambiental, paz, educación, ciencia y cultura. Si bien es un proceso reciente, sin duda permitirá a Colombia sumarse a la ola de diplomacia feminista, tan valiosa para este momento del panorama internacional.

El momento de actuar es ahora

Los desafíos geopolíticos de 2025 y el avance de agendas regresivas hacen que la diplomacia feminista no sea solo una opción, sino una necesidad. No es posible avanzar en la resolución de los problemas actuales con las mismas reglas, dinámicas y enfoques que los habilitaron. Avanzar hacia transformaciones reales solo será posible con la juventud y las mujeres en el centro de las decisiones.

La diplomacia feminista no es un concepto abstracto; es una herramienta práctica para construir sociedades más equitativas, sostenibles y pacíficas. En un mundo donde la cooperación internacional enfrenta retos constantes, esta aproximación ofrece un camino hacia la estabilidad global a través de la inclusión y la justicia.

Este año puede pasar a la historia como aquel en el que la comunidad internacional estuvo a la altura de los retos y respondió de manera estratégica. Tomar acciones urgentes e innovadoras marcará la diferencia. La diplomacia feminista será un componente fundamental para ello. Porque los avances en derechos de las mujeres son avances para toda la humanidad.

*Representante País ONU Mujeres Colombia


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