El pasado sábado 7 de junio, a las 4:30 de la tarde, Nydia Quintero de Turbay rompió su habitual silencio con una frase que dejó a su enfermera sin palabras: “Por favor, hay que ponerle un pañuelo blanco en la cabeza Miguel”.
Casi una hora más tarde, su nieto Miguel Uribe Turbay sería víctima de un atentado a tiros en Bogotá.
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La ex primera dama, de 93 años, fue hospitalizada días después del atentado a su nieto, Miguel Uribe Turbay, y este lunes falleció la Fundación Santa Fe.
Ese día, su débil voz pareció adelantarse a los hechos que estremecerían a su familia y al país.
De la tragedia al servicio público
Miguel Uribe no es solo el nieto de Nydia. Fue su nieto-hijo, criado por ella tras el asesinato de su madre, la periodista Diana Turbay, en 1991.
La conexión entre ambos fue profunda: ella lo despertaba para ir al colegio, le preparaba el desayuno y lo acompañaba en cada etapa de su vida.
“Él era como un hijo más para ella”, contó Camilo Rojas, amigo cercano de la familia. Asegura que el atentado reciente reabrió viejas heridas que nunca cerraron del todo.
La tragedia de Diana Turbay, víctima del narcoterrorismo, marcó a la familia Turbay profundamente, al igual que al país.
Miguel Uribe, hoy senador y precandidato presidencial, ha buscado canalizar ese legado en una carrera política marcada por la disciplina y el servicio.
Aunque creció en un entorno privilegiada, sus cercanos coinciden en que no se escudó en su apellido.
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Una familia marcada por la violencia y la esperanza
Cercanos a Uribe Turbay aseguran que es un estratega nato, apasionado por el ajedrez, el piano y el deporte. Su fundación Crece Colombia trabajaba con jóvenes usando el ajedrez como herramienta educativa.
“Nos insistía en el respeto, incluso frente a las críticas dentro de su propio partido. Decía que la dignidad no se negocia, y que jamás respondería con agresividad”, comenta una colaboradora de su equipo de campaña.
La vida de Miguel Uribe Turbay ha estado marcada por las heridas del conflicto colombiano. Y su abuela, símbolo de resiliencia y ayuda humanitaria, representa uno de los pilares éticos que lo formaron.
Nydia Quintero dedicó su vida a liderar Solidaridad por Colombia, una fundación que asistió a millones de damnificados por desastres naturales y violencia.
Hoy, mientras Miguel se recupera del ataque, su familia vuelve a enfrentar una dura prueba.
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