Desmantelado
Pero, después de tres meses de tener que soportar todo lo que sucedía en esa casa, algunas personas hablaron con la Policía y denunciaron que ahí estaría funcionando un estudio webcam. Las autoridades de inmediato se organizaron y entre unidades de Infancia y Adolescencia y funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) crearon un grupo para ir a ver lo que ocurría.
Cuando llegaron, al frente de la vivienda, observaron que para evitar que se viera lo que pasaba adentro, en las rejas tenían puesta una tela negra. Los investigadores de inmediato tocaron en el portón y una adolescente que salió al ver que se trataba de la Policía, se asustó y cerró.
Ante eso, los funcionarios se identificaron y siguieron tocando insistentemente. Después de varios minutos la joven volvió a abrir y los dejó entrar. En ese momento confirmaron que efectivamente ahí funcionaba un estudio para adultos y usaban a las menores de edad.
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Las habitaciones, como la sala de la vivienda, estaban adaptadas para producir pornografía. Además, había trípodes y celulares, entre otros implementos tecnológicos y juguetes sexuales.
Los investigadores encontraron en ese momento a tres niñas, dos de 16 y una de 15 años, no supieron responder por qué se encontraban allí. En el lugar hallaron ropa interior en el piso y se cree que las estaban usando para alimentar el sitio de webcam a cambio de dinero.
Otros de los indicios que tienen las autoridades para creer que ahí instrumentalizaban a menores de edad para producir contenido sexual para adultos, es que en una pared estaban pegadas dos hojas de cuaderno, que indicaban quién se encargaría durante la semana de estar frente a las cámaras, hacer aseo y preparar los alimentos.
Una vez las niñas quedaron a disposición del ICBF buscaron a sus padres e indagan si tendrían conocimiento de lo ocurrido. Las autoridades judiciales también están tras la pista de las personas que crearon ese estudio, para capturarlos por instrumentalizar o inducir a las menores de edad a la pornografía.
Por ahora es muy poco lo que tienen los investigadores, pero están recopilando información para ubicar a los responsables y además poder establecer si en Cúcuta y el área metropolitana existen más de estos sitios.
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La Policía de Infancia y Adolescencia está atenta a las denuncias que hagan a la línea 123, sobre estos sitios para desmantelarlos y capturar a quienes están usando menores de edad.
Por ahora, la tranquilidad volvió a ese sector del Aeropuerto. En la vivienda donde funcionó el estudio, hoy está habitada por una familia que llegó hace al menos tres días.