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Sucesos
El expediente del disidente que extorsionaba a reinsertados
Kiriko les exigía $30 millones a cada uno y la devolución de 20.000 gramos de oro que le entregaron al Estado, como parte de la reparación a las víctimas.
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Colprensa
Colprensa
Miércoles, 8 de Septiembre de 2021

Por los constantes ataques e intimidaciones contra sus excamaradas de las Farc que se acogieron al proceso de paz, fue condenado a 21 años de cárcel José Alexánder Henao Zapata, alias Kiriko o Ronald, cabecilla de las disidencias guerrilleras que delinquen en Antioquia.

Colprensa tuvo acceso exclusivo a la información de la sentencia, proferida por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito Especializado de Antioquia, que luego de aprobar un preacuerdo entre el procesado y la Fiscalía, le dictó la condena por homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, desplazamiento forzado, extorsión, porte ilegal de armas y hurto calificado y agravado.

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De acuerdo con el expediente, Kiriko era el tercero al mando de la disidencia del frente 18, que delinque en la subregión Norte y con especial énfasis en el municipio de Ituango. El máximo líder de este grupo es Ramiro, quien hoy continúa en la clandestinidad.

Los investigadores comprobaron que, desde 2019, Kiriko presionaba a los antiguos miembros de las Farc albergados en el espacio territorial del corregimiento Santa Rita, a los cuales les hacía exigencias monetarias.

Entre sus víctimas de extorsión estuvieron Gustavo López Alcaraz (Agustín), líder del espacio territorial de Santa Rita; y Pompilio Hoyos Regino (Alejo Casarrubia), antiguo encargado de finanzas de la guerrilla, y quien estuvo a cargo de entregarle los bienes de esa organización a la Sociedad de Activos Especiales (SAE).

Kiriko les exigía $30 millones a cada uno y la devolución de 20.000 gramos de oro que le entregaron al Estado, como parte de la reparación a las víctimas. Esta situación obligó a los exsubversivos a abandonar el corregimiento y desplazarse forzosamente.

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Peor suerte padeció José Adán Oliveros Tuberquia (Richard), quien fungía como coordinador financiero de la disidencia del frente 18.

Sus propios compañeros lo acusaron de robarle dinero a la estructura delictiva, por lo que Kiriko ordenó su ejecución.

El crimen fue perpetrado el 7 de noviembre de 2019 en la vereda Quebrada del Medio, de Ituango, cuando conducía una moto y fue interceptado y acribillado por sus compinches.

Esa misma desconfianza, sembrada al interior de los disidentes, obró después en contra de Henao Zapata, quien también fue acusado de robarle a la banda, y con razón.

A finales de 2020, Kiriko huyó de Ituango con $120 millones de la facción y se refugió con su compañera sentimental en una casa de la comuna 13 de Medellín.

El 30 de enero de 2021 le fallaron sus instintos criminales, adquiridos durante 10 años de carrera en la insurgencia, y se puso nervioso al ver una patrulla de la Policía en el barrio Juan XXIII.

Los uniformados le pidieron una requisa y al constatar su documentación se dieron cuenta que tenía una orden de captura vigente.

“Ustedes me cogieron porque me vine para acá, sino yo seguiría en el monte y allá nos teníamos que voliar candela”, les dijo después a los investigadores en la sede de la Fiscalía.

Kiriko está recluido actualmente en el calabozo de la Sijín, en el barrio Caribe de Medellín, a la espera de su traslado a una cárcel.

 Fuentes judiciales informaron que todavía tiene algunos procesos judiciales pendientes por reclutamiento forzado, secuestro y homicidio.

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