Madera carcomida por comején, techo corrido, barandas inestables, entre otras, presenta actualmente el Puente Sucre en Chinácota, una estructura de más de 100 años que los chinacotenses piden recuperar debido a su importancia histórica.
Chinácota ha impulsado en los últimos años el turismo, una muestra de ello es el desarrollo hotelero y de establecimientos gastronómicos que se han construido en este municipio, los cuales hacen que cada día más nortesantandereanos, colombianos y extranjeros lleguen hasta este lugar ubicado al nororiente de Norte de Santander.
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Sin embargo, a pesar del impulso, el turismo de historia no ha tomado fuerza: una muestra de ello es el lamentable estado de Puente Sucre o ‘Puente Rojo’, como lo llaman los chitareros, ubicado sobre una ruta con gran historia por la que pasó, incluso, el libertador Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, según lo certifica Carlos Torres Muñoz, presidente del Centro de Historia de Chinácota.
“Se puede asegurar que Simón Bolívar pasó por ese camino. Ya se ha comprobado que escribió dos cartas desde Chinácota, las cuales están fechadas. Este era un paso obligado entre Cúcuta y Pamplona, o entre Pamplona y Rubio”, aseguró.
Para llegar al puente, es necesario ubicarse sobre el sector de las caballerizas, saliendo por el estadio Pedro León Estupiñán, al sur occidente del casco urbano. Unos 500 metros separan la villa olímpica de un camino real que va hasta el puente.
“Esas piedras que forman el camino real que va a Puente Sucre llevan siglos allí, no hay certeza quién las colocó, pero sin duda debemos respetarlas, hacen parte de nuestro patrimonio histórico cultural”, dijo el historiador.
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Según cuenta Torres, el puente es importante porque hacía parte del camino al sircal, que iba de Chinácota a Pamplonita, el cual se hacía en una jornada hace siglos.
“En esa época El Diamante se llamaba Apartaderos, porque allí se apartaba el camino hacia Venezuela, con rumbo a Rubio. Era la vía más rápida para ir del interior de Colombia hacia el hermano país”, asegura.
A pesar de la importancia histórica para la región, el Puente Sucre solo hace parte del patrimonio municipal desde aproximadamente dos décadas, por lo que su conservación es obligación de la Alcaldía Municipal.
“Tengo entendido que se dio un primer paso al declararlo como patrimonio, eso fue en la administración de Marco Tulio Márquez Rozo, comenzando este siglo, ellos estuvieron interesados en declarar varias edificaciones como patrimonio municipal, entre ellas este puente”, sostuvo.
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Carlos Torres Muñoz, al igual que varios pobladores, pidió a las autoridades abogar por su conservación respetando su diseño colonial.
“El puente no se ha caído de milagro, pero donde pase algo más pesadito se caerá. Yo he contribuido sobre la importancia patrimonial, la idea es que se haga una restauración respetando sus características”, afirma.
Llamado Puente Rojo
Si bien el nombre oficial es Puente Sucre, las personas de Chinácota lo llaman ‘Puente Rojo’, por su color.
“Se llama Puente Sucre en honor al prócer Antonio José de Sucre, es el nombre original porque en esa época no solamente los puentes, también las calles llevaban nombres de los próceres, y toma ese nombre porque desde que se construyó fue pintado de ese color”, dice el historiador.
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Su fecha de construcción aún no está clara, pues en esa época se perdieron muchos de los archivos históricos debido a las confrontaciones entre liberales y conservadores.
“Nosotros adelantamos una investigación desde Planeación municipal sobre este puente. No se tiene claro quién lo construyó, la fotografía más antigua es de 1930, en ella se deja ver que debería llevar por lo menos 20 años de servicio. Puede decirse que ese puente fue construido para el centenario de la Independencia de Colombia en 1910”, calcula.
Mal estado
En una visita de La Opinión se encontró con un puente en mal estado, su estructura tiene una curvatura en el centro que ha hecho que el cemento que cubre el piso presente imperfecciones. Pasar por él se puede calificar como un acto osado, pues la estructura y su lamentable estado no dan la confianza para hacerlo, aunque los labriegos no tienen otra opción.
“Más que todo los fines de semana se ven muchos campesinos pasar por acá con carga sobre sus caballos o mulas. Muchos de ellos cultivan en La Colorada y aprovechan el domingo para promocionar sus productos, por lo que deben pasar por allí”, cuenta María Gélvez, una vecina del camino real.
María recuerda cómo era el puente hace medio siglo, cuando la ruta aún estaba activa y traía a Chinácota varios de los labriegos del sector de El Diamante, antes de tener una ruta constante de transporte por la zona.
“El puente siempre tuvo una madera muy rígida, fuerte, pero las invernadas y la falta de mantenimiento han hecho que se deteriore. Por acá hace rato que no viene nadie a mirar cómo está, por lo que solicitamos que se arregle y evitemos que alguna persona resulte afectada cuando se caiga”, sostiene.
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Junto a doña María estaba su sobrina, Jenny, quien sostiene que, por la zona, además de los labriegos, varias personas visitan el lugar para disfrutar de la quebrada Iscalá y el ‘Chorro del Indio’, que se encuentra junto al puente.
“Es triste ver el puente tan abandonado, la verdad da miedo cruzarlo porque está que se cae. Muchas personas se alternan para pasar y evitar meterle peso. La Alcaldía debería evaluarlo para saber qué tan resistente se encuentra en este momento”, afirma.
Anuncian posible inversión
Carlos Orozco, secretario de Planeación de Chinácota, se comprometió que la próxima semana se comenzará una evaluación técnica para saber el estado del puente, pensando en intervenirlo con unos recursos que se esperan viabilizar para tal fin.
“Estamos en pleno ejercicio de confección y construcción del presupuesto para el próximo año. Una de las iniciativas desde Planeación es buscar recursos para intervenir el puente, eso debe ingresar a las sesiones del Concejo de noviembre, por lo que hasta esa fecha tendremos la claridad sobre la inversión”, manifestó.
Según Orozco, una evaluación técnica de la estructura determinará si el puente se puede mantener o si se debe volver a hacer. “Desde el 2003 es un patrimonio municipal y la idea es tenerlo como un sitio atractivo turístico, y se va a remodelar, la idea es que pueda recibir visitantes.Una vez tengamos claro con qué recursos contamos y cuánto cuesta la obra, salimos a tocar puertas de Gobernación y del Ministerio de Cultura”, puntualizó.
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