Durante su visita pastoral a la Diócesis de Cúcuta, monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico y representante del Papa Francisco en Colombia, dedicó un importante espacio a conocer y brindar su apoyo a los lugares que se centran en ayudar a migrantes y familias en situación de vulnerabilidad.
A través de encuentros y mensajes, el diplomático eclesiástico reafirmó el compromiso de la Iglesia de servir como un pilar de esperanza y acogida para quienes han tenido que migrar.
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Uno de los momentos más importantes de la visita del Nuncio fue su paso por la Fundación Pía Autónoma Asilo Andressen, donde fue recibido con afecto por los niños y sus familias, muchos de los cuales son migrantes.
Durante su conversación con ellos, monseñor Rudelli subrayó la importancia de continuar apoyando a las personas que atraviesan procesos de migración, destacando que este fenómeno “ha estado presente en toda la historia de la humanidad” y debe ser atendido con sensibilidad y solidaridad.
“Para la Iglesia, es fundamental trabajar siempre por los migrantes”, expresó el Nuncio Apostólico, quien aprovechó su visita para recordar la necesidad de acompañar a los más vulnerables en su adaptación y en los desafíos que enfrentan en su nueva realidad. Asimismo, reconoció el esfuerzo de los colaboradores y la importancia de instituciones como esta, que facilitan asistencia y apoyo a quienes han llegado a la región en busca de un nuevo comienzo.
Visita al Puente Simón Bolívar
En el tercer día de su visita pastoral, monseñor Rudelli adelantó un recorrido por el Puente Internacional Simón Bolívar, un lugar emblemático que simboliza el tránsito de miles de migrantes que cruzan diariamente desde Venezuela hacia Colombia. Este paso fronterizo se ha convertido en un punto crítico para el flujo migratorio y para el acompañamiento que la Iglesia y otras organizaciones brindan a los migrantes.
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Desde este puente, el representante del Papa reflexionó sobre la complejidad de la migración, recordando que cada persona que cruza la frontera lo hace con la esperanza de hallar un futuro más digno y seguro.
“La Iglesia es un refugio para quienes necesitan un lugar de acogida”, comentó, resaltando que es parte de la misión de la Iglesia atender a todos aquellos que buscan un refugio físico y espiritual. Este acto simbolizó la empatía de la Iglesia con las realidades difíciles que viven los migrantes y el compromiso de trabajar por su bienestar.
Visita al Centro Pastoral y Banco Diocesano de Alimentos
Monseñor Rudelli también recorrió el Centro Pastoral de Escucha y Orientación para la Farmacodependencia y la Fundación Banco Diocesano de Alimentos, instituciones diocesanas que han sido fundamentales en el apoyo a las familias migrantes y en situación de vulnerabilidad en la región. Acompañado por monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de Cúcuta, el Nuncio resaltó la labor de estos espacios y mencionó que “estos lugares recuerdan que hay una comunidad: la Iglesia, para salir de las dificultades”.
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El Banco Diocesano de Alimentos, en particular, ha sido esencial en el suministro de alimentos para muchas familias migrantes. Monseñor Rudelli elogió el trabajo incansable de esta fundación, reconociendo la gran necesidad de fortalecer redes de ayuda que permitan brindar un soporte continuo a quienes llegan en busca de oportunidades y mejor calidad de vida.
El Nuncio Apostólico cierra hoy su agenda en Cúcuta, donde cumplió una serie de compromisos diplomáticos y religiosos con fieles, líderes religiosos, y autoridades locales, en los que reforzó su mensaje de comunión, participación y misión.
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