Treinta años después de haber ocupado la Casa de Nariño, el expresidente Ernesto Samper Pizano regresó a Cúcuta para hablar de Colombia, de la política latinoamericana y del rumbo que toma el gobierno de Gustavo Petro. En una conversación con Acento, el pódcast de La Opinión, el exmandatario trazó un recorrido por sus experiencias, miedos, aprendizajes y advertencias sobre el presente y futuro del país.
El oficio de ser presidente
Samper, con el tono pausado que le da la experiencia, recordó que cada jefe de Estado imprime su propio estilo en el poder.
“Por la Casa de Nariño han pasado presidentes de todo tipo: desabrochados, muy formales o aquellos que tantean sobre la marcha. Cada uno tiene su manera de ‘matar moscas’”, afirmó con ironía.
Recordó que, al llegar al poder, pronto entendió que la presidencia tiene un lenguaje propio: “Los presidentes no tienen oficina, tienen despacho. No tienen chofer, tienen conductor”. Y añadió que, aunque las formalidades son importantes, la cercanía con la gente es lo que legitima el cargo.
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No obstante, advirtió que la desorganización de la agenda presidencial es peligrosa: “Si el presidente no cumple una cita, se desbarata la cadena de compromisos del país. Eso es lo único que me preocupa”.
Cuando se refirió a las formalidades de los jefes de estado, el expresidente dijo que sí cree que hay ciertas formalidades del poder que hay que guardar, especialmente las que tienen que ver con ceremonias protocolarias y militares. No podemos llegar en chanclas y en bermudas a presidir una ceremonia militar, pero también pienso que hay que quitarle formalidad a la presidencia: entre más cercano esté a la gente más aprecia la presidencia.
Redes sociales y polarización
El exmandatario fue categórico al señalar que la polarización política es hoy el mayor daño para Colombia. Y señaló un culpable: las redes sociales.
“Me parece sano que cualquier persona pueda opinar, eso democratiza la información, pero también ha radicalizado la política. Ahora, si usted y yo no pensamos igual, no podemos tener relaciones. Eso es grave”, dijo.
A su juicio, esta crispación ha llevado a la “diplomacia ideológica”, donde los gobiernos rompen relaciones no por intereses de Estado, sino por diferencias partidistas. Y sumó otro factor que ha desnaturalizado la política: la clientelización. “Se ha deteriorado tanto la política que hoy la gente busca la antipolítica, líderes que no parezcan políticos”.
La sombra del magnicidio
Samper se mostró visiblemente afectado al hablar del asesinato del senador Miguel Uribe Turbay.
“Me dolió mucho porque recordé mi propio atentado en 1989. Yo tenía la misma edad, era senador y precandidato, como él. Siempre pensé que iba a tener la segunda oportunidad que yo tuve, pero él no la tuvo”, lamentó.
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Violencia ha habido siempre en Colombia, somos un país que lamentablemente nuestra forma de relación tiene que ver con la violencia, pero aquí sí hubo realmente una repetición de lo que vivimos en mi época cuando en la campaña en que yo estaba, por ejemplo, asesinaron a (Carlos) Pizarro, asesinaron a (Bernardo) Jaramillo, asesinaron a (Jaime) Pardo Leal y asesinaron a (Luis Carlos)
“Fue una masacre política promovida por el narcotráfico y los paramilitares. Me preocupa que estemos volviendo a esos tiempos”.