Uno de los símbolos que marcó la posesión de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia y que a la vez le dio pie a un hecho inédito en la toma de juramento de un jefe de Estado, fue la espada de Bolívar.
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El traslado de este representativo objeto a la Plaza de Bolívar para el acto central de investidura fue negado a última hora por el saliente presidente Iván Duque, pese a que ya se había acordado previamente.
No obstante, una vez tuvo puesta la banda presidencial, Petro le dio la orden a la Casa Militar para que llevaran de inmediato la espada, contradiciendo la instrucción que había dejado su antecesor.
Este momento causó gran sorpresa e intriga, por cuanto la pregunta era, ¿qué iba a suceder dentro de la Casa de Nariño cuando los delegados del nuevo presidente llegaran a cumplir su orden?
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En vista de que el asunto no estaba en el programa, el presidente del Congreso, Roy Barreras, tuvo que decretar un receso de 10 minutos en la posesión, mientras se resolvía el traslado del simbólico elemento que para Gustavo Petro era altamente significativo.
“Esta espada tiene tanta historia que hoy sumará una más: el porqué se demoró en llegar a esta plaza”, dijo Petro al momento de dar la orden que, incluso, se interpuso en la posesión de Francia Márquez como vicepresidenta de la República.
La espada, resguardada en una caja de cristal y custodiada por cuatro soldados del Batallón Guardia Presidencial, finalmente salió de la Casa de Nariño escoltada, además, por un séquito de hombres y se convirtió en el foco de la transmisión oficial.