Edna Ruth Anaya Paba, hermana de Miguel Ángel Anaya, enfermero de combate de las fuerzas militares narra esos episodios dolorosos para la familia.
“Hemos tenido la oportunidad de conocer cara a cara a los responsables de los actos y observar el arrepentimiento”, relata.
Asegura que las circunstancias los llevaron a cometer esos errores, pero hoy están arrepentidos.
Los familiares de las víctimas estuvieron frente a los subalternos que recibieron órdenes de apretar el gatillo de los superiores sin medir las consecuencias y se preguntan el por qué los altos mandos no han dado la cara para decir la verdad, desde el presidente de la República de ese entonces hacia abajo en la cúpula militar.
La señora Ana Esther Suárez Martínez, hermana de Daniel Suárez Martínez, cuenta que se lo llevaron del parque principal de Ocaña hacia el batallón de Infantería número 15 Santander donde se orquestó un supuesto combate para darlo de baja.
“Le amarraron las manos atrás y le dieron plomo sin misericordia, lo mataron de manera indefensa sin pensar en el dolor de la familia” exclama.
El dolor persiste entre las víctimas que han logrado sanar las heridas, se conoció la verdad para cesar el derramamiento de sangre.
Lea además: En el Catatumbo no creen en las cifras reveladas por el ministro de Defensa, Pedro Sánchez
“El ejército reclutó a inocentes para asesinarlos a tal punto que mis padres murieron por esa pena moral causada por los insensatos”, anota con un nudo en la garganta.