Las fuertes precipitaciones de los últimos días encienden nuevamente las alarmas de una réplica del desastre natural en el sector El Tarrita, zona rural de Ábrego.

El pasado fin de semana muchos viajeros tuvieron serias dificultades a la hora de hacer transbordo debido a la alta sedimentación en la zona. Un puente artesanal fue arrastrado por la creciente y los labriegos del sector reactivaron el teleférico para remediar la situación.
 
Sin embargo, la gente en el desespero de un paso rápido se somete al peligro y desafiando el barrial paga los 5 mil pesos para seguir el viaje. 
 
Los organismos de socorro advierten sobre los riesgos de transitar por ese paso peatonal porque la humedad y el agua pueden socavar las estructuras. “Ellos se idearon un mecanismo artesanal con unas guayas y una canasta para transportar a las personas, el sistema no es muy seguro, se les han hecho las recomendaciones, pero el afán de una salida pronta y rápida los lleva a exponer sus vidas”, afirmó el comandante del Cuerpo de Bomberos de Ábrego, Yen Arias Arenas.
 
Los operarios, en tiempo récord, adecuaron otro pasadizo para el transporte de personas, maletas e incluso cargas de cebolla.
 

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Las empresas transportadoras estudian la posibilidad de suspender esas maniobras por razones de seguridad de los pasajeros y ofrecen viajar por la ruta de Bucaramanga. Sin embargo, los habitantes de la zona no están dispuestos a pagar sobrecostos e indican que es una tortura mayor porque “llegan molidos”, al connotar el cansancio por el largo viaje.

En carne propia 

A la hora de ahorrar unos pesos y trasladarse a su destino de manera rápida, los habitantes de la provincia de Ocaña no tienen reparos para someterse a la travesía.
 
Manuel Ernesto Jácome Álvarez, es un líder campesino del corregimiento de La Ermita, en Ocaña. Como delegado de usuarios de la Nueva EPS viajó a Cúcuta el pasado viernes junto con su esposa. De ida fue normal y la odisea la vivió de regreso el pasado fin de semana, pues se tropezó con el escollo debido a los torrenciales aguaceros. “La creciente tumbó el puente artesanal levantado por los campesinos y nos tocó pasar por un espacio bastante complicado, pues hay mucho lodo. Nos embarramos los zapatos, pero logramos atravesar el tramo más crítico”, precisó.
 
Indicó que existen unos 30 a 40 metros, antes de llegar al campamento donde los espera el otro vehículo, donde está represado el lodazal y los labriegos ubican sacos de arena para amortiguar el problema. “Sale uno con barro por todos lados, ya que esa vaina es movediza y empezaba a lloviznar otra vez. No queríamos quedarnos en el lugar”, narró.
 

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Señaló que, por las mismas condiciones climáticas, la remoción de todo el material acumulado va a demorar unos tres meses. “Veo el avance de la maquinaria muy lento, pues arrastró mucha tierra. Eso se necesitan dragas de mayor capacidad para que rinda el trabajo”, agregó.

Claman estudio geológico e hidráulico 

El integrante de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Tarrita, José Luis Jácome Becerra, reclamó celeridad en los trabajos de recuperación de la vía porque los esfuerzos son máximos para el transporte de pasajeros y carga de los productos agrícolas.
 
“El transbordo continúa por los senderos peatonales construidos por la misma comunidad, pero con mucha dificultad”, añadió Jácome.
 
Manifestó que se encuentran a la deriva y las autoridades del orden departamental y nacional no entregan soluciones concretas. 

“Únicamente recibimos la atención primaria y el temor es que nos olviden como ha ocurrido en otras ocasiones”, precisó.
 
Los labriegos exigen definir los arriendos para los damnificados, los bonos de alimentación y el plan de acción específico para la reubicación de las personas que lo perdieron todo.

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Además, a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Atención de Desastres exigen un estudio sobre las condiciones hidráulicas y geológicas, pues no quieren que se repita la historia.

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