El aumento de las precipitaciones acompañadas de vientos huracanados y granizo altera la tranquilidad entre los habitantes de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo donde los organismos de socorro se encuentran en máxima alerta para atender a la población afectada por el fenómeno de La Niña.
El coordinador de la Oficina de Gestión del Riesgo y Atención de Desastres, Gustavo Adolfo Paba Navarro advierte la necesidad de alistar la ‘mochila de emergencia’ para actuar a tiempo durante una eventualidad.
“En el más reciente aguacero se reportaron deslizamientos de tierra en la vía circunvalar, afectaciones en algunas viviendas en el sector de Simón Bolívar, obstrucción de los sistemas de desagües por el mal manejo de los residuos sólidos en Juan XXIII y un apagón en el sur de la ciudad debido a problemas técnicos ocasionados por un barrilete enredado en las líneas de conducción de energía eléctrica en Cuesta Blanca”, dijo el funcionario.
Además, indicó que en la urbanización El Peñón se registra un derrumbe sobre la arteria vial donde se activó el plan de manejo del tráfico vehicular.
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“Los presidentes de la Juntas de Acción Comunal deben activar los planes de contingencia y notificar a los organismos de socorro cualquier novedad”, afirmó Paba.
La atención básica
En lo corrido del año se han registrado 400 damnificados a quienes se les ha brindado la atención primaria y les ha sido entregado junto a la Consejería Departamental de Riesgo por intermedio de la Gobernación de Norte de Santander, material para reparar las viviendas.
Asimismo, está vigente la calamidad pública en el municipio de Ocaña lo que permite el desembolso de recursos y la contratación directa para conjurar las emergencias.
El funcionario recordó la imperiosa necesidad de alistar la ‘mochila de emergencia’ con linterna, agua, fotocopia del documento de identidad y algo de ropa.
Señaló que ante las descargas eléctricas, dos celdas de la ciudad se desconectaron y dejaron a oscuras muchas viviendas en pleno aguacero. “La gente no estaba preparada para el momento fortuito y vivieron momentos apremiantes durante la fuerte lluvia”, dijo Paba.
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Sin embargo, precisó que afortunadamente las cuadrillas de técnicos especialistas lograron superar la emergencia y el fluido eléctrico retornó rápidamente.
Damnificados claman ayuda
El déficit habitacional de los últimos años obliga a la gente a levantar sus casas en zonas de alto riesgo sin medir las consecuencias.
En el barrio Simón Bolívar dos viviendas construidas sobre un relleno se desplomaron parcialmente y los ocupantes se salvaron de milagro.
La empleada doméstica, Martha Lobo Jiménez no se encontraba en la casa construida con tablas, láminas de zinc y plásticos y recibió la noticia de que el terreno cedió perdiendo gran parte de la habitación.
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“El invierno remojó la tierra de la callejuela y ahora no tenemos dónde dormir con mis hijas”, anotó la damnificada.
En máxima alerta
Integrantes del Consejo Municipal de Gestión del Riesgo se encuentran en máxima alerta para atender las eventualidades presentadas durante la temporada invernal.
“El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) advierte sobre los efectos del fenómeno de La Niña donde se intensificarán las lluvias con ráfagas de viento”, señaló Paba.
Ante esta situación, los organismos de socorro se encuentran en etapa de alistamiento y preparados para atender emergencias tanto en la zona rural como urbana. Los moradores deben contar con herramientas esenciales para conjurar incidentes por sorpresa.
“Estar muy atentos haciendo mantenimiento a las redes de agua lluvias, alcantarillas, rejillas y desagües con el fin de mitigar inundaciones. Igualmente asegurar bien los techos de las viviendas”, reiteró el funcionario.
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También piden a los ribereños de los ríos Tejo y Algodonal adoptar estrategias a la hora del aumento de los caudales y así evitar efectos de las crecientes súbitas.
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