La noche del domingo 18 de mayo en el municipio de Ocaña, en Norte de Santander, se llenó de temor y consternación, tras una nueva masacre registrada en el barrio Los Almendros.
En el hecho violento, según se pudo conocer, tres hombres fueron asesinados mientras compartían en el interior de una vivienda.
Según el reporte preliminar, cuatro sujetos armados que se movilizaban en motocicletas llegaron hasta el lugar y, sin mediar palabra, abrieron fuego contra las víctimas. Las personas fallecidas fueron identificadas como Jesús Andrés Yain Manzano, Sneyder Durán Castro y Juan Carlos Rodríguez, quienes murieron en el sitio debido a la gravedad de las heridas.
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La escena del crimen fue atendida por unidades del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y por la Sijín de la Policía Nacional, que realizaron el levantamiento de los cuerpos e iniciaron las labores investigativas correspondientes. Las autoridades buscan establecer la identidad de los responsables materiales e intelectuales del ataque.
El secretario de Gobierno de Ocaña, Fredy Arengas, rechazó enérgicamente el crimen y solicitó a los entes judiciales y de seguridad el esclarecimiento inmediato de lo ocurrido, solidarizándose con las familias de las víctimas.
Este nuevo hecho de violencia se suma a una preocupante ola de asesinatos, secuestros y amenazas que afectan a diversas zonas del departamento, especialmente aquellas con presencia de grupos armados ilegales. La comunidad ocañera exige acciones urgentes para frenar la escalada violenta y garantizar la tranquilidad en el municipio.
Alerta temprana
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) recordó que la Defensoría del Pueblo había emitido una alerta temprana sobre la situación de riesgo en esta zona del país. El documento advierte la presencia de múltiples actores armados en la región del Catatumbo, lo que ha generado un clima de violencia constante y amenaza directa a la población civil.
En ese informe se describen tres dinámicas que configuran el actual escenario de conflicto: la ofensiva del Eln, el reacomodo del Epl y la expansión de disidencias de las Farc hacia sectores estratégicos del Catatumbo, incluyendo partes del sur del Cesar y municipios santandereanos.
Según Indepaz, estos grupos ilegales ejercen control social y territorial en varias zonas, imponiendo normas a las comunidades y elevando el riesgo de violaciones a los derechos humanos. La situación, advierten organizaciones defensoras, se agrava por las condiciones geográficas de la región y la limitada presencia institucional del Estado.
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