Normalmente los fines de semana con lunes festivo son de relajación y tranquilidad para las familias. Sin embargo, los Chávez, del barrio Niña Ceci, vieron su vida dar un giro por completo que terminó con una explosión al frente de su casa.
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Esta familia, residente en la calle 8 con avenida 10, está compuesta por una pareja y uno de sus nietos, además de aproximadamente 10 perros y un ganso. El sábado fueron víctimas de un atentado a mano armada y pasado lunes su vivienda fue escenario de un nuevo ataque con granada.
La granada
El lunes 23 de junio sobre las 10:00 de la noche, la vecina de la casa contigua escuchó un estruendo y “como si la casa estuviera temblando”, a su lado su esposo dormía como si nada hubiera pasado, la mujer salió y ya estaban los vecinos viendo los estragos.
Segundos antes, frente a esta casa, con láminas de zinc como fachada, unos hombres llegaron en una moto, lanzaron una granada y escaparon. La intención de los sujetos aún no está clara, pues no hay testigos del artefacto que explotó sobre el asfalto.
La principal hipótesis apunta a que hayan intentado lanzarlo por encima de las láminas, pero luego de rebotar sobre un árbol viejo, cayera frente a la casa donde explotó, dejando las marcas de las esquirlas sobre la fachada de varias casas en los alrededores.
Al lugar llegaron varias patrullas de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) para atender la situación y tratar de esclarecer lo sucedido. Sin embargo, no había testigos, y al tocar la puerta de la casa, nadie atendía, únicamente un par de perros ladraban desde el interior.
El ataque dejó solo daños materiales, pues los residentes de la casa se habían ido desde el día anterior.
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La mudanza
El domingo, de acuerdo con una vecina, “agarraron su ropa, sus colchones y se fueron”, sin dejar rastro ni avisar a nadie, los Chávez abandonaron la casa misteriosamente, no era un caso de unas vacaciones o un paseo.
“Cuando ellos se iban de la ciudad por un par de días me avisaban para que yo le cuidara a las mascotas, pero esta vez no dijeron ni adiós”, comentó otro residente. El adiós de la familia fue repentino y también entorpecerá el esclarecimiento de los hechos, pues en la mañana siguiente a la explosión, varios policías intentaron contactar con la familia, sin tener éxito.
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El antecedente
El sábado, siguiendo su rutina habitual, esta familia salió de su casa, cargó su carreta de morcillas y se dirigían a venderlas, hasta que se vieron interrumpidos por un hombre, quien intercambió algunas palabras con el nieto, de aproximadamente 20 años.
En un momento, el desconocido desenfundó un arma de fuego y apuntó al nieto. Enseguida, le disparó en varias ocasiones, impactándolo dos veces en la espalda. La víctima de este caso, también tendría en posesión un arma, por lo que se generó un intercambio de disparos y, según se conoció, el agresor también habría resultado herido.
Según cuentan, con total normalidad la familia volvió a casa, con su jornada laboral arruinada, pero sin armar mayor escándalo, pues según cuentan algunos vecinos, “ellos siempre han pasado muchos problemas, no por ellos, sino por un hijo que tienen, que está preso, a él a cada rato venía a buscarlo la Policía para llevárselo al CAI, y al poco lo volvía a ver uno por aquí”.
La familia se dedicaría, de toda la vida, a la venta de morcillas en el sector, labor por la cual eran reconocidos en el barrio.
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Los rastros
Este lote, en el que vivían los Chávez desde hace más de una década era un terreno vacío cuando llegaron. Con esfuerzo lograron construir una casa, establecer su negocio y adoptar hasta más de 10 mascotas, algunas de las cuales ahora parecen haber quedado a la deriva.
La casa permanece cerrada con candado, desde hace un par de días no ven a nadie entrar y salir. En el interior quedaron dos perros y un ganso, que ahora viven en lo que alguna vez fue el hogar de una familia, que pasó un trágico fin de semana.
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