Edward Vicente Angarita Niño se despidió de uno de sus dos hijos, quien estaba cumpliendo 13 años ayer, 27 de agosto, sobre el mediodía, pues el menor iba en compañía de su mamá al parque del barrio La Victoria, minutos después su vida fue interrumpida y lo que era una antesala de celebración, terminó siendo una fecha fatal.

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Y es que, sobre las 2:15 de la tarde, mientras Edward se movilizaba en su moto Suzuki GN azul, de placa KPY11H, por la avenida 17 entre calles 6 y 7, fue alcanzado por otro motociclista que le disparó en repetidas oportunidades en pleno movimiento.

En tanto, por la avenida 17A, iban caminando su expareja junto con sus dos hijos, quien escuchó una ráfaga de disparos que provenían de la doble vía. Por curiosidad decidió asomarse y fue entonces que afrontó la cruda realidad.

El cumpleaños número 13 de aquel niño pasó de ser color de rosa a tornarse en las tonalidades más oscuras. Vieron tendida la moto y sobre ella una suela negra con rojo de un zapato familiar: pertenecía a Edward, la víctima de ese violento ataque, su padre de 31 años.

El desconsuelo se apoderó de los testigos. “¿Quién se iba a imaginar?”, repetía la mujer al relatar lo vivido, una macabra casualidad. Miraron alrededor pero no había rastro del victimario; la escena se llenaba de curiosos, algunos lo identificaban, otros se acercaban, pero ya no tenía signos vitales y las lágrimas empezaron a brotar.

“Mi papá, mi papá”, decía con dolor el hijo menor de la víctima, de apenas seis años. Pronto las autoridades fueron notificadas y llegaron al lugar de los hechos a acordonar las inmediaciones.

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La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) hizo presencia en el sitio para el levantamiento del cuerpo, encontrando que la muerte fue causada por dos disparos directos a la cabeza, además de otros en el torso y abdomen, por lo que presumen que fue rematado en el asfalto.

Al lugar también llegó la pareja sentimental actual de Edward, con quien llevaba cinco años de relación, y entre llanto tuvo que informar lo ocurrido a los allegados de la víctima.

El pensamiento de todos en la escena era el mismo: “¿por qué?”, una pregunta sin respuesta frente al despiadado crimen. Los móviles son un misterio, tanto para la familia, quienes aseguraron que no tenía amenazas ni problemas personales, como para las autoridades, que informaron que no tenía antecedentes judiciales.

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Las autoridades recopilaron declaraciones de testigos sobre los victimarios e iniciaron un Plan Candado para dar con su paradero, sin embargo, sigue siendo un misterio, pues no se ha hecho oficial ninguna captura.

De la víctima se conoció que residía en el barrio Los Alpes, junto con su padre y hermano. Trabajaba como mototaxista y, según quienes lo conocieron, siempre fue un buen hombre, incluso dedicado a la religión.

Lo cierto es que familias quedaron destrozadas y una cita entre padre e hijo quedó inconclusa, pues Edward había acordado recoger al cumpleañero para celebrar, hasta que el hecho de violencia lo interrumpió.

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