Carlos Francisco Chinchilla Lebolo era nacido en Bogotá, hincha ferviente del Junior de Barranquilla y residente en Villa del Rosario. Sus 44 años de vida se esfumaron en un segundo en un siniestro vial.

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En la mañana de ayer, 9 de septiembre, Carlos estuvo en la Unidad Básica Boconó de Imsalud, sobre las 11:20 a.m., de donde salió caminando del establecimiento, ubicado al margen del Anillo Vial Oriental, justo en el tramo en que la carretera se divide hacia la vía antigua.

Son aproximadamente 12 metros de asfalto que Carlos debía caminar por una zona de álgido flujo vehicular, para llegar al separador, pues por donde pasó convergen los dos carriles de la vía antigua, más dos de la nueva y se suma un retorno.

A paso lento pero seguro, algunas personas que estaban en el sitio vieron al hombre intentar atravesar la vía, pero apenas a un par de pasos de lograr su cometido, la misión fue interrumpida. Una volqueta, de placa SZK 907, lo arrolló.

El impacto fue con la parte delantera izquierda del vehículo. En el suelo quedó marcado el recorrido fatal de Carlos, quien habría sido arrastrado con la llanta de ese costado a la altura de la cintura, dejando una marca roja en el suelo de varios metros.

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La muerte fue instantánea para el hombre, quien quedó tendido bocarriba, la parte media de su cuerpo fuertemente afectada, con la piel desgarrada y varios órganos expuestos. De inmediato el conductor detuvo el vehículo, pero ya no había nada que hacer, la tragedia se había consumado.

Pronto las autoridades fueron alertadas y al sitio llegaron patrullas de la Policía y miembros del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (Datrans), de Villa del Rosario, para atender la situación.

Los uniformados comprobaron que el sujeto estaba sin vida y la Unidad Móvil de Criminalística de Datrans llegó hasta el lugar, cubrieron el cadáver con una tela, mientras inspeccionaban el sitio y desviaron el flujo vehicular del sector, obligando a los conductores a desplazarse a la vía antigua.

En el sitio quedaron algunas pertenencias de la víctima, sus zapatos habían recorrido varios metros, y en sus manos sostenía algunos documentos médicos y su documento de identidad, lo que permitió establecer su identidad en el acto.

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Una vez realizado el levantamiento, la Unidad Móvil se lo llevó de la escena. Acto seguido, el conductor de la volqueta también siguió su rumbo. En una escena devastadora, los familiares de Carlos llegaron solo para encontrar sus zapatos, sus documentos y la mancha de sangre.

“Ay no, ¡mi hijo!”, gritó la madre del hombre en el momento en que llegó, las manos se fueron a su cabeza y pronto las lágrimas acompañaban la sensación de incredulidad ante lo sucedido. El padre de Carlos, un poco más calmado, trataba de atender las preguntas de los agentes de tránsito, ante algunos curiosos que miraban la escena.

El tráfico, seriamente interrumpido, duró cerca de una hora, pero una vez levantado el cuerpo y despejada la escena, todo volvió a la normalidad. En el sitio, los uniformados continuaron su labor, preguntando a testigos y revisando cámaras de seguridad que permitan describir exactamente cómo sucedieron los hechos.

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Vivía en la zona

De Carlos se pudo conocer que era residente de un conjunto cerrado en la zona, donde vivía con su esposa y su hija, aun menor de edad. Él nació en la capital del país, posteriormente vivió en Barranquilla, donde encontró su otro gran amor, el Junior.

Por redes sociales compartía su pasión por el equipo barranquillero. Según quienes lo conocieron era una buena persona, un hombre muy amable y responsable, que dejó marca en sus allegados.

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