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Históricos
Cúcuta y su región hace cien años
Vamos a hacer un repaso de la historia de nuestra ciudad, de cómo era a comienzos del siglo XX.
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La opinión
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Sábado, 11 de Octubre de 2025

Vamos a hacer un repaso de la historia de nuestra ciudad, de cómo era a comienzos del siglo XX. Cómo era su economía, la clase de actividad que se desarrollaba y en general, cómo transcurría el diario vivir de sus habitantes.

 Amanecía el tercer decenio del siglo. Recién terminaba la “Gran Guerra” y las llamadas “grandes potencias” hacían todo lo necesario para recobrar el esplendor que se había perdido por los daños generados por el conflicto europeo, que afectó a toda la economía del mundo.

En Colombia y en particular en Cúcuta, las actividades económicas marchaban a media marcha. Al inicio de esta tercera década, el departamento, creado apenas diez años atrás contaba con algo más de 240 mil habitantes y su ciudad capital con alrededor de 31 mil.

La producción regional se sustentaba principalmente en la producción y exportación del café, el cual se enviaba al exterior por la vía del puerto de Maracaibo.

Sin embargo, la producción agrícola presentaba un gran desarrollo en productos como el algodón, que se hizo extensivo con la puesta en marcha de la fábrica de hilados y tejidos de los empresarios Lara, Guerrero y Co; de igual manera se apreció un importante impulso del cultivo de trigo en las tierras altas de la provincia de Pamplona que aprovechaban los molinos locales de Mutiscua y Pamplona que ofrecían sus productos “Harina Monarca” y harina “El Zulia”.

Existían tres ingenios azucareros: el “Carrillo”, el “Campo Alegre” y “La Florida”, que competían con la competencia que se iniciaba en el Valle del Cauca. De igual manera se producía panela y sus derivados cuyos mayores consumidores era los venezolanos que venían a proveerse a la ciudad.

Para complementar el progreso regional, la ganadería del departamento era una de las mayores aportantes a su presupuesto tanto que en las provincias de Pamplona y Ocaña se habían desarrollado criaderos de ganado de razas finas importadas.

Recordemos que esta fue la época de los yacimientos de petróleo más ricos del país, en una concesión de 1.6 millones de hectáreas que le entregaron a la Standard Oil Co. entonces la compañía petrolera más grande del mundo.

Ya en 1924, la Compañía del Ferrocarril de Cúcuta ofrecía tres rutas así, la más importante, la ruta norte, con una extensión de 55 kilómetros, que se dirigía a Puerto Villamizar sobre el río Zulia, por donde se realizaban las importaciones y exportaciones del Departamento; la ruta a la frontera, en una extensión de 16 kilómetros, hasta el río Táchira próxima a la población de San Antonio y la ruta sur, que para esa fecha pretendía comunicar la ciudad con las poblaciones del interior del país y de la cual sólo se construyó un tramo de 21 kilómetros hasta el sitio denominado “El Diamante”.

Desde comienzos de esa década, la misma compañía había entregado para el servicio de sus usuarios, el tranvía que fue el primero en servir transporte masivo urbano en las ciudades del país.

En su época de mayor esplendor, el servicio servía para transportar tanto pasajeros como mercancías entre la Estación Norte –donde hoy funciona la “Terminal de Trasportes”- y la Estación Sur –cuyo edificio aún puede apreciarse aunque deteriorado- en el barrio San Rafael próximo al puente Benito Hernández Bustos-.

Entre las entidades comerciales e industriales más importantes podemos nombrar, las grandes comercializadoras extranjeras – alemanas e italianas- como Van Dissel, Rode & Cía; Beckman & Cía; Breuer Moller & Cía. las anteriormente nombradas eran sucursales de las mismas casa comerciales establecidas en Maracaibo y casa matriz en Hamburgo, Alemania; la casa comercial italiana más importante de esa época era Riboli & Cía. que años más tarde se transformaría en Tito Abbo Jr. Hnos. y los almacenes de los Morelli e Hijos, Morelli Hnos. y Caputi & Cía. y A. Berti & Cía. quienes se dedicaron a la exportación de café como actividad principal.

Por esa época empezó a llegar otra ola migratoria importante en el desarrollo de la región, fueron los mal llamados “turcos”, que no lo eran sino que a raíz de la invasión de los Otomanos (estos sí turcos) a sus tierras, sirios, libaneses, palestinos entre otros, optaron por migrar al nuevo continente con la esperanza de encontrar “su tierra prometida”.

Prueba de ello se observan nuevos negocios como los de Cristo, Vélez & Cía.; Jorge Cristo & Cía; Jorge A. Saieh.

Cabe anotar, que estas eran grandes empresas, en el sentido que acaparaban una variedad de actividades, como hoy las hacen los centros comerciales, pues la mayoría ofrecían productos y servicios tales como artículos de Bodega, Rancho y Comestibles, Ferretería y Quincallería, mercancías en general importadas, papelería e impresos, y en el caso de Van Dissel Rode & Cía., en el campo de la farmacia con su afamada Botica Alemana; intermediarios en los negocios de navegación y trasporte, tanto para personas como para mercancías.

En el sector financiero se observa que existía una sucursal del Banco de Pamplona y una agencia del Banco de la Mutualidad. Sin embargo, al parecer el público le tenía más confianza a los agentes bancarios, en especial a los ofrecidos por la oficina de la Breuer Moller & Cía., que era donde los comerciales más importantes mantenían en depósito sus recursos monetarios.

Otros agentes bancarios importantes eran Manuel Guillermo Cabrera y Andrés B. Fernández. Entre los empresarios locales que se destacaban en esos tiempos fueron sin duda, don Manuel Guillermo Cabrera, don Jorge E. Soto y Cogollo & Cía., quienes competían en los mismos ramos de las compañías extranjeras. En el sector industrial sobresalían las fábricas de bebidas como La Cervecería Santander y la Cervecería Colombia, fabricantes además de hielo y gaseosas. Además de las empresas mencionadas al comienzo de este escrito, estaban la Fábrica de jabón y velas esteáricas de los hermanos Arocha y los molinos de café y granos de Duplat & Cía. y Silvio Trillo & Cía.

Sin olvidar que para entonces se disfrutaba de las comodidades modernas que ofrecían la Compañía Eléctrica del Norte, la compañía de teléfonos de Trina de Polanco, los teatros de A. Berti & Cía. y de los hermanos Di Doménico, las droguerías de Manuel Estrada, Zoilo Ruiz & Cía, la Botica Cogollo y la Farmacia del Carmen, la relojería El Sol de Ramón Uribe y las ediciones de los periódicos El Trabajo y de la Imprenta de la Voz del Norte.

Y muy importante para la diversión de los habitantes era la empresa de Jaramillo, Lara & Cía. que fabricaba aguardiente, ron y otras bebidas alcohólicas de gran demanda durante las festividades.


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