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Carolina Gómez lanza críticas al Concurso Nacional de Belleza
Carolina Gómez reflexiona sobre la pérdida de valor del reinado y defiende el rol social de las reinas como embajadoras del país.
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Colprensa
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Miércoles, 11 de Junio de 2025

Carolina Gómez Correa conquistó el corazón de los colombianos cuando fue coronada Señorita Colombia 1993-1994. Desde entonces, la caleña no solo se convirtió en un ícono de belleza nacional, sino también en una referencia de talento y versatilidad en la industria del entretenimiento.

Su paso por el Concurso Nacional de Belleza marcó el inicio de una carrera sólida, construida con esfuerzo y dedicación. Más allá del título que la catapultó a la fama, Carolina ha demostrado que su carisma trasciende la pasarela, consolidándose como una de las actrices más destacadas de la televisión colombiana. 

A lo largo de los años, ha sido parte de exitosas producciones como El auténtico Rodrigo LealMujeres asesinas, A corazón abierto, Ventino: el precio de la gloria y La venganza de Analía.

En entrevista para El Espectador, la actriz y eterna reina de belleza habló de la actualidad del Concurso Nacional de Belleza y de cómo percibe su popularidad entre los colombianos.

Carolina Gómez defiende el rol social de la Señorita Colombia

“Me da tristeza porque se ha perdido un poco la magia y lo que representa el reinado. El reinado siempre fue una institución histórica que se creó por un tema de folclor e idiosincrasia de nuestra cultura. Yo siempre he dicho que nosotros no tenemos aristocracia, sino que tenemos reinas de belleza, y las reinas de belleza siempre fueron embajadoras de buena fe”, comentó.


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Además, habló del papel que desempeñan las soberanas de la belleza: “Nosotras fuimos embajadoras de buena fe en un momento donde Colombia tenía una imagen muy manchada, que era destructiva para el país internacionalmente, y nosotras nos encargábamos, no solamente de ser embajadoras de nuestro país y llevar lo mejor de nuestro país y eso era lo que mostrábamos internacionalmente, sino que hacíamos una labor social muy importante en Colombia. Entonces, para ser reina también hay que tener una vocación de trabajo social, hay que tener un amor patrio muy grande”.

“Yo siento que eso se ha perdido un poco y yo creo que eso es lo que ha deteriorado un poco el reinado, porque se perdió ese misticismo detrás de lo que existía en esa corona. Ese misticismo no se puede perder. Entonces, si lo recuperan, las niñas que van al reinado entendiendo por qué es que se va a un reinado… Porque el reinado no es: ‘me están explotando, o sea, que me están sexualizando’, eso no es así. Entiendo y respeto a las mujeres que lo piensan, pero el feminismo tóxico es tóxico”, sentenció.

Concluyó: “Nosotras tenemos que entender que tenemos un poder y una belleza, y estoy de acuerdo: no todo el mundo necesariamente tiene que ponerse un vestido de baño para demostrarlo, pero se habla del famoso empoderamiento. Parte del empoderamiento de nosotras es que podamos tener poder sobre nuestra sexualidad y nuestro cuerpo”.


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